martes, 13 de septiembre de 2011

Estudio sobre el ANTI-BESTSELLER de José Adolph


Alex Romero M.


INTRODUCCIÓN

No se trata de que la gente piense de que  
 el amor carece de importancia: en realidad todos están sedientos
de amor; ven innumerables películas basadas en historias
de amor felices y desgraciadas, escuchan centenares de canciones
 triviales que hablan de amor, y sin embargo, casi nadie piensa que
 hay que aprender acerca del amor.

Erich Fromm

¿Qué es un best-séller? ¿Cuáles son sus rasgos y características más saltantes? ¿Cuáles son sus convencionalismos y posibilidades en un campo tan vasto como es la literatura? ¿Se reduce a ser simplemente una categoría comercial? Preguntas necesarias en el presente trabajo de análisis que me propongo iniciar.

¿Qué es un best-seller? Debemos comenzar con la definición básica y primaria de la DRAE (Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua) que nos dice que, un best-séller es “un libro de gran éxito y de gran venta”, en otras palabras, es un término que designa una condición comercial (“de mayor venta”) y no prejuzga la calidad literaria ni el contenido del libro. Esta palabra designa, en primer lugar, un atributo de cantidad mas no de calidad.

“Best-séller” es en un primer momento una palabra genérica que abarca una diversidad de textos sin importar su calidad literaria –que puede variar de un texto de gran nivel narrativo a otro de una ínfima calidad - con una característica en común: sus ventas. ¿Qué características y condiciones hacen de un libro un best-seller? Estás pueden ser  diversas, pero mayoritariamente obedecen a agentes externos, “extraliterarios”, convirtiéndolo, consecuentemente, en un término despectivo. Son casos mayoritarios los libros de baja calidad literaria que generan ventas masivas y que fácilmente son olvidados por el gran público. Un best-seller es muchas veces un producto de la moda. Producto de moda porque la industria necesita construir sus propios “mitos”, generar su propio consumo, “retroalimentarse” con poderosas campañas de marketing y publicidad. Y es que evidentemente “lo que ha ocurrido es que la producción estética se ha integrado a la producción de mercancías en general” (Jameson, 1998: 27). Son muchas veces productos prefabricados, literatura menor, para un lector que quiere consumir la coyuntura o seguir la moda.

Si bien se puede entender al best-seller como literatura menor, que obedece a agentes “externos” como la industria y también, como parte de su estrategia, a las personas que las escriben- por ejemplo, biografías de personalidades o de desconocidos después de haber sido protagonistas de un gran “acontecimiento” o partícipes de algún escándalo-, estas también obedecen muchas veces a características intrínsecas de tema y estilo, en otras palabras, lo que algunos llaman “la fórmula segura del éxito”.

El lector de best-seller se deleita consumiendo narraciones pasadistas, obvias y previsibles, procura leer libros que le presenten una visión estereotipada de la condición humana, alimentando su “ilusión” y su “romanticismo”. Uno de los grandes temas de estos libros son las clásicas historias-como lo decía Erich Fromm- de “amor romántico” con sus finales felices (el famoso Happy End) y sus finales tormentosos y desgraciados. Historias de un gran amor o de un amor eterno. No quisiera incidir en este aspecto ya que será tema de análisis en el presente trabajo. La “fórmula del éxito” está en gran medida en los temas de los libros best-seller: el melodrama sentimental, la intriga internacional, el thriller farmacéutico de terror paralizante, etc. Por otro lado se encuentra el estilo sencillo y de poco riesgo de los autores de best-séller. El lector quiere una lectura rápida y relajante, que le dé la sensación de avanzar y le exija poca concentración.

Por ultimo, debemos decir, obedeciendo al significado que da la Academia, que existen muchos autores de gran calidad literaria y que generan masivas ventas. Tenemos, por ejemplo, a los autores de “Boom” cuyos nombres son ya una marca registrada y garantizan una venta segura, por más irregular que sea su producción. Existen también, con esta lógica de mayores ventas, los autores considerados “clásicos”, que generan ventas constantes en las librerías y son parte del canon literario.

Ha sido necesario hacer la presente introducción porque el texto que pretendo analizar; titulado el “Anti-Bestséller”, del autor José B. Adolph, en su colección de cuentos “Los Fines del Mundo” (2003), “jugará” con lo convencionalismos y lugares comunes que ya he mencionado en este apartado, así como manifestaciones propias de una cultura de masas: las telenovelas, el “amor romántico”, etc.  

José B. Adolph nació Stuttgart (Alemania) en 1953, residente en Perú en 1968 y ciudadano peruano en 1974. Periodista colegiado ha ejercida varios cargos periodísticos en diarios y revistas del Perú y en el extranjero. Entre sus obras publicadas se encuentran: El Retorno de Aladino (1968), Hasta que la Muerte (1971), Cuentos del Relojero Abominable (1973), Mañana Fuimos Felices (1974), La Batalla del Café (1984), Un Dulce Horror (1989), Diario del Sótano (1996).


ANÁLISIS DE “EL ANTI-BESTSELLER”
DE JOSÉ B. ADOLPH


Muchos mueren muy tarde y algunos muy temprano.
Pero aún no cala en las entrañas la sabiduría del morir a tiempo.

Friedrich Nietzsche

“El Anti-Bestseller”, forma parte de un conjunto de relatos  titulado Los Fines del Mundo; es un libro que se caracteriza por su pesimismo, su espíritu escéptico, pero marcado por la ironía y el humor negro. Es un libro capaz de hacer cuestionamientos de una forma divertida (como en el caso de nuestro presente texto), pero también de una manera trágica y concluyente (“el fin del socialismo” en un cuento llamado “Jamás será Vencida”), presentándonos en ambos casos una visión poética de la limitada existencia de sus personajes -que puede ser entendida como monotonía y rutina o como la imposibilidad de concebir o mantener un ideal-  y de su ubicación en el mundo actual: un mundo de innovaciones tecnológicas, de convencionalismos y de derrotas.

El presente texto gira entorno a un cuestionamiento: la imposibilidad del amor romántico (el amor eterno como lo entiende Adolph) en un  mundo de la vida diaria, de la convivencia en la rutina, y el acierto de la literatura  en su arte de “saber morir a tiempo”-acabar a tiempo, en el momento adecuado, una relación antes de caer en el aburrimiento y monotonía- junto con la capacidad de crear las condiciones necesarias, que son características de los best-séller y lo que el lector anhela, para concebir cualquier historia de amor romántico.

El narrador está en primera persona y partirá con una interrogante inicial. En un principio da la impresión de estar dirigiéndose al “lector” (narratario) con exclusividad pero más adelante se descubrirá que se dirige a un personaje femenino anónimo:

¿Como era la canción de los Beatles?
“All you need is love”
¿Es cierto? ¿Todo lo que se necesita es amor?
Uno quisiera creerlo, sobre todo cuando está enamorado y los fantasmas acechan. (Pág. 33)

El narrador parte cuestionando la idea del amor como totalidad (“¿Todo lo que se necesita es amor?”), inmune a cualquier obstáculo  y capaz de vencerlo todo, y afirma que uno cae en estás creencias e ilusiones cuando se está enamorado y cuando las primeras barreras aparecen. El cuestionamiento a un amor de esta naturaleza parte de una canción conocida por todos, de uno de los grupos de mayor fama mundial: el grupo The  Beatles, que es en sí un referente, dado su consumo masivo y su difusión, propio de una cultura de masas.

El narrador con esto insinúa que la creencia se mantiene no sólo con el enamoramiento sino también con diversas manifestaciones culturales y artísticas, cosa que será confirmada más adelante.

El narrador inicia con esta interrogante y nos presenta las diversas posibilidades con las que se puede derrotar este amor “invencible”, tomando como ejemplo enigmático el amor de Romeo y Julieta:

¿Qué destruyó el amor de Romeo y Julieta y a ellos mismos?
La guerra entre Capuletos y Montescos se dirá.
O el mundo. O la envidia de los emocionalmente estériles. O la represión. (Pág. 33)

Aquí el narrador da un giro que sorprende a quien se dirige y a su “lector”.

O la buena suerte
¿Cómo?
¿La buena suerte?
Sí, la buena suerte (Pág. 33)

El narrador nos presenta una tesis diferente, en la que el amor sólo se engrandece y se hace eterno, con un gran final en la que los amantes mueren en la plenitud de su amor y juventud.

Shakespeare fue inteligente. Los mató a tiempo.
Una muerte espectacular, sangrienta, teatral (Pág. 34)

Este gran final o “muerte soberana” sólo es posible en la literatura y específicamente a un género de ella- si aceptamos la idea de algunos autores de considerarla como un género-, el best-séller con sus convencionalismos y sus características propias. Aquí el narrador nos presenta las motivaciones principales de esta y la fórmula básica de su fabricación (la “fórmula del éxito”), los deseos e ilusiones “románticas” de sus lectores.

Con experiencia y sentido común no se fabrican best-séllers, ni los buenos ni los malos. No se fabrican con realidades ni con sueños desmesurados. Los best-séllers se fabrican con deseos modestos. Con sueños ocultos, vergonzosos y frustrados. (Pág. 33)

La idea de “fabricar” es muy propicia pues  sugiere la dinámica económica (industrial y comercial)  en la que está sumergido un best-séller. Hemos mencionado en nuestro prólogo que, en su sentido extenso, la palabra “best-séller”puede referirse a los grandes clásicos de la literatura y es así que el narrador toma como ejemplo a un clásico –Shakespeare- pues él también emplea las fórmulas de un amor “romántico”: el final desgraciado y de grandes obstáculos, temas de gran atracción y venta.

Olvidemos a Shakespeare, ese magnífico autor de best-séllers. (Pág. 33)

¿Cuáles son estos “sueños ocultos, vergonzosos y frustrados”? El narrador nos presenta algunos, comenzando con el sueño del amor eterno.

El amor eterno. La fortuna bien o mal obtenida pero bien aplicada. La superación individual de barreras como la raza, la clase, la religión o la familia hostil. La casita en Canadá. La victoria del bien, la derrota del mal. (Pág. 33)

El amor romántico está marcado por los grandes obstáculos, clásica trama literaria, en la que los personajes, como seres individuales (cursivas del autor) superan todas las barreras hechas y por haber, barrera de clase, raza, religión. Es uno de los lados del amor romántico: la victoria del bien y la derrota del mal.

El narrador busca demostrar la superioridad de la literatura frente a la realidad y la imposibilidad de esta de crear las grandes historias de amor- que requerirían grandes convencionalismos- propios de los best-séllers y de una cultura de masas siempre complaciente con los deseos y sueños de los lectores. El narrador tratará de demostrar esto a través de un proceso de deconstrucción, descontextualizando y descomponiendo parte por parte la historia de Romeo y Julieta, aplicándola a su propio contexto (donde él y el personaje femenino al cual se dirige- y que aquí marcará con mayor fuerza su presencia- asumirán los papeles de los dos amantes).

Cambiemos el nombre de Romeo por el mío y el de Julieta por el tuyo.
No tenemos catorce años ni vivimos en Verona.
Tenemos, respectivamente, treinta y ocho y veintinueve ¿okey?
Okey
Vivimos en Lima, Perú, ¿okey?
Okey. (Pág. 33-34)

El narrador, a través de este proceso de deconstrucción,  deducirá los elementos básicos que definen una historia de amor (eterno) en una obra literaria (best-séller).Y se remitirá también a otro gran “best-séller”, El Doctor Zhivago de Boris L. Pasternak. Debemos decir que es frecuente en la narrativa de Adolph las alusiones literarias y la intertextualidad (como en “Armagedón en Internet” en la presente colección de cuentos).

No hubo familias opositoras, ni guerras ni revoluciones que nos separan como al Dr. Zhivago y su noviecita. Yo no era ni soy pobre. Tú tampoco. Y no somos obscena y peligrosamente ricos. Nada nos separa; nada nos exige sacrificios.(Pág. 34)

El amor romántico o la historia de amor exigen para el narrador “sacrificios” y algo que los “separe”, cosa que nunca ocurrirá con ellos. En esta discriminación de elementos, se considera importante la riqueza, ya que esta posibilita mayores ámbitos de acción y de trama, y la necesidad también de un contexto social (o histórico) convulsionado.

Si bien el narrador se ha referido a ejemplos literarios, su enumeración pasará a elementos y situaciones propias de otros géneros como las telenovelas, de evidente vinculación con las obras literarias: Por ejemplo, las enfermedades que aparecen y “complejizan” la trama o el hecho de que puedan ser hermanos, o la aparición del “enemigo” o la “enemiga”, etc.

Tampoco apareció, como caído del cielo o subido del infierno “el otro” y “la otra”. Ninguna penosa y destructiva enfermedad interfiere. Es imposible que algún terrible día descubramos, como en una telenovela clásica, que en realidad somos hermanos: nacimos en continentes diferentes. (Pág. 34)

El peligro constante es un elemento básico en una historia de amor, algo que los dos personajes no poseen y que es expresado por una expresión nacida de la historia como símbolo del peligro permanente. (Lexus, 1997: 274)

No hay espada de Damocles sobre nuestras cabezas. (Pág. 34)

Después de discriminar los diferentes elementos, situaciones y convenciones propias de toda historia de amor romántico, el narrador llega a la conclusión de su imposibilidad de protagonizar una historia de esa naturaleza, concluyendo con su acompañante que:

Somos una versión olvidable de Romeo y Julieta
No tuvimos suerte. (Pág. 34)

No tuvieron suerte, no en el sentido de no haber contado con todos los elementos y condiciones para protagonizar una historia parecida- pues es una condición secundaria- sino por su incapacidad de haber vencido la rutina y  haber sabido “morir a tiempo”, en un final trágico e inolvidable, en la plenitud de cualquier amor. Todo, claro, bajo supuestos y divagaciones del narrador.

En vez de morir continuamos. Nos casamos. Fuimos felices. Hemos sido bendecidos, como suele decirse, con un par de hijos lindos e inteligentes. Nuestros suegros y suegras nos aman. Nuestros amigos nos envidian. Nos llaman la pareja perfecta. (Pág. 34)

Ambos personajes se han sumergido en un tipo de felicidad “burguesa”, una felicidad de la vida diaria y la cotidianidad, y eso les hace preguntarse por su aburrimiento y la terrible sensación de decadencia.

Entonces:
¿Por qué nos odiamos, después de aburrirnos y asesinarnos? (Pág. 34)

El narrador llega a la conclusión que  lo mejor es aspirar a una vida corta, llena de intensidades y emociones, y a la dignificación del amor (romántico) con esa vida breve y jamás con la “terrible”sensación de rutina.

Shakespeare fue inteligente. Los mató a tiempo.
Una muerte espectacular, sangrienta, teatral.
Ningún lento gotear años.
Nada de “buenos días” por encima del periódico del desayuno.
Sin el “y”  de los minutos sobreextendidos, sin los chistes repetidos y la nostalgia rutinaria. Sin empujar el coche de los gemelos ni, después, el de los nietos insoportables. Sin el “ya lo sé” del almuerzo. (Pág. 34)

El narrador, para afirmar esta diferencia sustancial de la literatura  con la realidad -realidad que es en sí misma vulgar e incapaz de grandes historias- “contextualiza” en la época actual a los personajes de Shakespeare con la clara intención de marcar el contraste y producir la indignación con este tipo de obras que nos presentan modos sentir, deseos imposibles, incompatibles con la realidad presente, jugando solamente con las emociones y esperanzas de los lectores.

¿Imaginas a Romeo y Julieta vagando por el parque, entre escatológicas palomas, desesperados por una banca? ¿Sacando por turnos la basura? ¿Buscando guantes de goma para lavar los platos?

¿Dónde quedó el best-séller, dónde la tierra prometida?
¿All you need is love? (Pág 34)


Nos hemos limitado hasta el momento en hacer una descripción  sucinta de los diversos aspectos presentes en “El Anti-Bestséller”.

La presente narración tiene una intencionalidad, no es sólo una crítica del narrador –y subrepticiamente del autor- hacia la realidad actual, sumergida en el tedio y la monotonía,  sino también hacia la literatura como una máquina productora y reproductora de convenciones: El best-séller.

¿Dónde falla la vida y dónde la literatura? (Pág. 34)

La literatura falla por esos convencionalismos, por presentarnos una visión falsa y estereotipada de la vida humana, manteniendo deseos falsos e ilusiones inútiles junto con un consumo constante y masivo de esta literatura. La vida falla porque nos arrastra a la rutina, que consume lentamente la vida de los hombres, haciendo que ellos se refugien, en ilusiones vanas e imposibles, tratando esquizofrénicamente de llenar su vacío emocional-existencial en este tipo de literatura y productos simbólicos de una cultura del consumo.

El texto nos revela la serie de convencionalismos propios del best-séller; el narrador maneja un concepto peyorativo de tal término, en la medida en que esta es una promesa sin cumplir sin ninguna posibilidad de darse en el mundo real, pero sin embargo reconoce en tal rótulo a autores universales. Los reconoce no en términos de mayores ventas  sino  en el mismo manejo de fórmulas y convenciones, que caracteriza a una cantidad informe de autores, el amor romántico y eterno.

¿En qué medida estas manifestaciones propias de una cultura de masas, obras de gran difusión, telenovelas, etc.- convenciones ironizadas por el autor- influyen en las personas?

La sociedad se maneja con fórmulas prefabricadas, asume los gestos y expresiones propios del cine y la televisión, hacen suyos las formas de entender el amor reduciéndolo a una forma de amor romántico; las maneras de amar y enamorarse se homogenizan, se pretende aprender el amor a través de la literatura (ya sea mala o buena literatura) asumiendo una serie de actitudes y tratando de imaginar cómo actuaría tal actor o tal personaje en determinada situación. Se aspira patológicamente a ciertas prácticas que no son posibles en  el mundo real solo en la literatura. Los personajes son la expresión de esta situación, aspiran a concretizar una historia de amor literario, pero caen en la terrible comprobación de que no puede ser así. El autor ironiza a través de ellos, de la inocente desilusión de sus protagonistas y el  cuestionamiento natural cuando ellos aplican:

“(…) una pizca de experiencia no literaria y otra pizca de sentido común.” (Pág. 33).


CONCLUSIONES

1. Una primera conclusión  de nuestro análisis es que, el presente texto, nos muestra las motivaciones internas por las cuales se escribe y se consume un  best- séller: la frustración frente al mundo y la necesidad patológica de experimentar de alguna forma la felicidad y el amor ideal. Este tipo de felicidad y amor  ideal  no son posibles ya que la vida no son sólo escenas- la comprobación de los personajes- y  acontecimientos, sino una suma de estos, muchas veces rutinarias y pocos significativas. Los best-séller juegan con estereotipos y, haciendo un deslinde con la literatura en general, no nos presenta otro tipo experiencia sino que nos mantiene con un mismo deseo y, lógicamente, una misma frustración: la de ser protagonista en la vida real de un amor romántico y eterno.

2. Estos sueños e ilusiones, satisfechos por los best-séller (premisa demostrada por el narrador), que, sorprendentemente mantienen a sus consumidores en el mismo estado a pesar de los terribles choques que tiene con la realidad, producen una dinámica económica, generan en sus miembros deseos y aspiraciones siempre acordes a la producción simbólica y cultural de las industrias. La necesidad de innovación de parte de estas son en este caso menores ya que la necesidad de amor es constante; solo producen diversas formas de mostrar el mismo asunto con las mismas convenciones y los mismos ingredientes.

3. Los best-seller son presentados como historias sólo realizables en el plano de la literatura; esa es la comprobación de los protagonistas, algo que de por sí es lógico para nosotros, pero no en el plano de la ficción, con esto el autor tiene la intención expresa de mostrar que tal comprobación no es tan “lógica” ni generalizada entre las personas que consumen este tipo de literatura.

4. El amor romántico, fórmula característica del amor en la sociedad contemporánea, es presentada en el texto como un fenómeno que presenta rasgos determinados que la definen: las convenciones de los best-séller, como son la “superación individual de los obstáculos” y la consiguiente amenaza de la separación, el final trágico y desgraciado de los amantes en la plenitud de su amor y juventud (Romeo y Julieta).

La “muerte soberana”, acabar en el cenit del amor y la pasión, dignifica a este tipo de amor romántico y la define de este modo en el texto. Este “arte de saber morir a tiempo” es parte de la tradición nietzschesiana y es unos  de los preceptos de Zaratustra (Nietzsche, 2001: Pág. 100), se ve aquí la pertenencia del autor a la tradición cultural alemana, cosa presumible dado su origen. La idea de morir a tiempo es lo que diferencia en el presente relato lo que es un amor romántico- tal como lo entiende Erich Fromm – y un amor matrimonial y rutinario.

BIBLIOGRAFÍA


ADOLPH, José B. Los Fines del Mundo. Lima, Fondo Editorial PUCP, 2003.

ARAUJO LEÓN, Oscar. (Selección y Prólogo). Cuentos Peruanos, Generación del 80. Lima, Fondo Editorial Cultura Peruana, 2004.

FROMM, Erich. El Arte de Amar. Buenos Aires, Editorial Paidós, 1987.

JAMESON, Frederic. Teoría de la Postmodernidad. Madrid, Editorial Trolla, 1998.

LEXUS. Diccionario Enciclopédico. Barcelona, Editorial Lexus, 1997.

MARTINEZ, Ezequiel. “Ataque y defensa del Best-séller” en El Clarín, suplemento cultural, Buenos Aires, Enero 17 del 2004.

NIETZSCHE, Friedrich. Así Habló Zaratustra. Lima, Editorial Vlacablo, 2001.


NOTA:
Hace algunos años, en el 2005 para ser exacto, participé en una inolvidable velada organizada por la Revista Cambio de letra en la que pude compartir un tembloroso cuento al lado de José Adolph, uno de los grandes y pocos referentes de la literatura fantástica en el Perú. No desaproveché, por supuesto,  la oportunidad de alcanzarle este texto y decirle que era producto de mi entusiasmo por sus libros y mi interés por esa narrativa tan cargada ironía y humor negro que la hace tan interesante. Le agradezco, en el lugar donde se encuentre, su generosidad por haberme dado sus sugerencias como el agradecimiento que me envió sin que lo mereciera. ¡Grande Adolph!

Para leer el cuento, aquí el enlace:El anti-bestseller.

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