viernes, 7 de agosto de 2015

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA: El ABC de la epistemología. Análisis de la ciencia.






Alberto Vásquez Tasayco
El ABC de la epistemología. Análisis de la ciencia.
Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2012; 182 pp.


Pero aunque hayamos llegado muy lejos en el sentido de la abstracción,
quizá tengamos que llegar más lejos todavía.
Bertrand Russell
El ABC de la relatividad

Para luchar contra la abstracción
es preciso parecérsele un poco.
Albert Camus
La peste

El libro del profesor Alberto Vásquez Tasayco es, de por sí, uno de los aportes más significativos que se han hecho en los últimos años en el terreno, muchas veces abstruso, de la llamada filosofía de la ciencia o epistemología. Las razones para apoyar lo dicho son muchas, pero rescataría, principalmente, el intento fructífero del autor por sistematizar los aportes de la epistemología y la historia de la ciencia, para que el lector llegue a comprender las distintas aristas de la scientia, como también resaltar las múltiples relaciones que presenta este corpus (lógico, teórico, empírico) con otros sistemas de conocimiento. Otra razón —y en esto surge la reminiscencia y parangón con el famoso libro de Bertrand Russell, El ABC de la Relatividad— es el afán de señalar con claridad todas consecuencias filosóficas del análisis realizado. Como afirma el autor en la Introducción: “El análisis de la ciencia a partir de las teorías científicas es propuesto como una auténtica actividad filosófica; desde esta perspectiva, la filosofía se limita a la Epistemología” (Pág. 23).

El libro de Vásquez Tasayco comienza con una extensa cita de Francisco Miró Quesada acerca del concepto de ratio (razón) que servirá al autor de reto y a la vez de guía sobre lo que se puede alcanzar con la filosofía en general y con la reflexión epistemológica en particular. Dicha cita resalta la capacidad del hombre para resolver problemas (teóricos o prácticos) de forma autónoma, recurriendo a su propia capacidad (razón). El hombre a través de esta capacidad descubre, en sí mismo, principios y reglas de cómo funciona el mundo que trasciende su propia conciencia como la de los demás. Miró Quesada resalta aquí la función crítica de la razón que lleva al hombre a no tener seguridad sobre los principios y reglas que, en primera instancia, ha encontrado y que a la vez lo impulsa a buscar otros principios ya que estos “son criticables y dejan de tener validez en una época posterior” (pág. 13). La cita del autor cierra con una pregunta abierta: ¿el hombre puede tener fe en la racionalidad, tomando en cuenta que dicha capacidad lo lleva a reconocer principios y reglas distintos, cuya validez es criticable por estar sometida a la variable del tiempo y a la experiencia de los individuos? Resulta importante la pregunta pues Vásquez Tasayco daría una respuesta afirmativa y quiere que el lector desemboque en la misma conclusión al conocer el panorama actual de la epistemología y su contribución en el análisis de la ciencia.

En el primer capítulo (“La epistemología y sus problemas”), el autor parte de una definición etimológica de la Epistemología que la concibe como una rama de la filosofía que estudia la episteme, es decir, “el conocimiento científico construido y de nivel abstracto” (pág. 27). Luego de esto pasa a enfatizar, con acierto, que la epistemología va a ir cambiando cambiando con el avance de la ciencia: la Epistemología moderna ya no reflexiona sobre la ciencia clásica sino sobre una ciencia que ha cambiado sus fundamentos, se ha ramificado y propone teorías mucho más consistentes a las de la antigüedad. De dicha definición pasa a otras de corte conceptual donde el autor pasa revista a la definición neopositivista que da el Círculo de Viena (la concepción heredada inicial y final) como a otras de corte hermenéutico (la concepción histórico-crítica de Piaget, por ejemplo). Al final del capítulo, Vásquez Tasayco presenta de forma sucinta los diversos aportes que los filósofos peruanos (Miró Quesada, Sanz, Piscoya, etc.) han ofrecido al desarrollo de esta disciplina en el país. El capítulo cierra también con los principales problemas de la ciencia contemporánea que la epistemología debe abordar en su objetivo de axiomatizar las teorías científicas: Causalidad, Inducción, Relatividad e Incertidumbre. En el último punto (la incertidumbre), el autor realiza una defensa de la validez de la investigación científica y sus resultados pues, si bien es cierto que al generalizar el conocimiento se produce incertidumbre, ello no quiere decir que tal conocimiento incierto sea falso sino en todo caso probable.

En el segundo capítulo, se estudian diversos sistemas de conocimiento partiendo del hecho de que el hombre ha buscado cumplir una función que le es propia: conocer lo que hay dentro y fuera de sí. El autor, siguiendo a Nagel, presenta diferentes niveles de conocimiento como son el sistema de conocimiento religioso, moral, técnico, artístico, filosófico, resaltando a este último porque sería la filosofía la encargada de pensar la ciencia y otorgarle un sentido desde nuestra condición humana. En la segunda parte, se realiza el análisis de la ciencia concibiéndola como un sistema de conocimientos que se obtienen a través de la razón. Dicho análisis se puede hacer desde el punto de vista logicista o historicista con lo que la ciencia se puede entender también como una actitud y un método (Dewey) o una institución social (Kuhn), etc. El autor cierra el segundo capítulo con una definición interesante —y polémica— de lo que es la ciencia y que nos hace recordar la idea de Miró Quesada de la ciencia como razón más contexto:

“Es un sistema semi cerrado de proposiciones verdaderas (verdades relativas y probabilísticas) acerca de la realidad, obtenidas a partir de un marco conceptual (cognitivo y valorativo) y un sistema de métodos, diseños y herramientas que producen explicaciones integrales (teorías), válidas para un contexto socio-histórico determinado.” (Pág. 79)

Siguiendo con el análisis que realiza el autor de la ciencia, tenemos el capítulo tres (“La ciencia como proceso”) donde se enfatiza que la ciencia es ante todo un sistema de conocimientos provisionales en un permanente proceso de comprobación y cambio. Investigar sobre el proceso de la ciencia significa conocer el proceso de construcción de conocimientos a partir de determinados métodos y la definición de los conceptos. Según el autor, los métodos se clasifican en lógicos e históricos donde método asume un significado laxo y otro restringido: es el camino que conduce a un fin, pero también “es el conjunto de procedimientos racionalmente elaborados, en los marcos del tiempo, espacio, teoría y valores, a seguir para la obtención de una meta u objetivo” (Pág. 85). El libro de Vásquez Tasayco ilustra claramente el hecho de que el proceso de aplicación de un método es el proceso de la investigación científica en el que tal método se inserta en un marco conceptual determinado, posee determinadas condiciones en las que opera y establece las relaciones externas en los contextos en los que se aplica. El uso de los métodos científicos conlleva a elegir, por ejemplo, instrumentos de medición como de recolección de datos lo que determina a su vez la forma de tratar y explicar cierto sector de la realidad. Podríamos decir que el método es un filtro teórico que posibilita mirar la realidad de una forma por el marco teórico que posee y que intenta tener una relación directa con el tipo de fenómeno a explicar. El autor aborda los tipos de métodos (de recojo de datos, de validación de datos) y presentan un esquema de la evolución de los métodos en el transcurso de los siglos desde la antigüedad (deductivo) hasta la modernidad (inducción y experimentación expresados en un lenguaje matemático, hipotético-deductivo, etc.), Un punto vital de este capítulo es el llamado “enseñanza –aprendizaje del método de investigación” en el que el autor plantea la pregunta: ¿se puede enseñar a investigar o no se puede enseñar a investigar? La respuesta es afirmativa pero enfatizando en el hecho de que dicho aprendizaje no se reduce a conocer una metodología de la investigación científica sino ante todo a comprender la naturaleza del producto científico, la función de sus técnicas y procedimientos como de las condiciones en las que se realiza la investigación. El aprendizaje de la investigación conlleva para Vásquez Tasayco a desarrollar tres capacidades: el análisis científico de la propia experiencia, el talento (para la resolución de problemas, planteamiento de hipótesis y toma de decisiones) y la inspiración creadora para llevar a la ciencia por caminos insospechados donde el producto que se obtenga sea nuevo y mejorado. Como cierre, el autor explica las dimensiones de la investigación (producto, acciones, y condiciones de investigación) y, citando para ello a Mario Bunge, indica cuál es el método general en el proceso de la ciencia, enfatizando en el paso de realizar deducciones “porque muestra la capacidad del investigador para extraer conocimientos nuevos” (Pág. 98).

El capítulo cuatro es complementario al anterior pues busca analizar los conocimientos producidos por la investigación científica: teorías, leyes y conceptos (teóricos y observacionales). Para el autor, los conocimientos científicos se organizan de forma jerárquica y su misma interrelación le otorga sentido a cada uno. Es el caso del concepto que lo define como “la unidad mínima de significación en la ciencia” (Pág. 105) pues permite la construcción de proposiciones que, a través de nexos lógicos, pueden llegar a tener la categoría de leyes (primarias o secundarias). Los conceptos, dice el autor, permite la formación y desarrollo del conocimiento. Al declarar su importancia, Vásquez Tasayco pasa a analizar sus dimensiones (universal / singular), propiedades (extensión / intensión), tipos (simples / compuestos). El autor pasa también a estudiar las leyes científicas y lo primero que señala es que estas son proposiciones que describen una regularidad de la naturaleza y poseen determinadas características: sintéticas, necesarias y a posteriori. Luego de esto, al señalar la formulación lingüística de la ley científica, nos muestra una gama de leyes que cumplen las características señaladas (leyes de Mendel, Kepler, Newton, etc.). Después de señalar los tipos de leyes, se presentan las diversas aristas de lo que es una teoría científica pues ella “alude al manejo de conceptos y con ello a construcción de proposiciones” (Pág. 125). Las teorías, indica el autor, para ser tales deben cumplir algunos requisitos de orden sintáctico, semántico, epistemológico, metodológico y filosófico. Después de esto pasa a analizar la estructura de las teorías científicas (ley principal / ley secundaria / proposiciones analógicas / proposiciones singulares) y presentar los enfoques que se tiene de ellas: la enunciativa y la estructuralista.

En el penúltimo capítulo (“Desarrollo de la ciencia”), presenta los dos principales momentos en el desarrollo histórico de la ciencia: La ciencia clásica antigua y la ciencia moderna. En el caso de la primera, señala el autor, ella se caracterizó por estar orientada filosóficamente pues fue la filosofía antigua la que pensó la ciencia según los métodos que debía emplear (la deducción) como los conocimientos que debía conseguir (verdaderos, categóricos, universales, etc.) y también el nivel de análisis que debía realizar (predominantemente teórico). La segunda etapa en el desarrollo de la ciencia, privilegia los hechos, asume el método inductivo, realiza experimentos y hace uso de instrumentos y sistemas de medición como también del lenguaje simbólico propio de lógica y la matemática. Para el autor, el tránsito de una ciencia a otra se dio por una revolución científica en el siglo XVII que estuvo marcada por un cambio en la concepción del universo y la geometrización del espacio. La ciencia moderna, afirma Vásquez Tasayco, significó un cambio de actitud: se debe investigar teniendo en cuenta lo necesario (Principio de la navaja de Occam) con el fin de llegar no a la “verdad” sino al conocimiento verdadero dentro de una disciplina en particular. De igual modo, ya no se puede partir de “verdades absolutas” pues la actitud científica es una actitud crítica en la que se admite el hecho de que sólo puede formular “verdades relativas” dado que podemos formular postulados mas no axiomas, es decir, probabilidades o hipótesis acerca de la realidad: es la nueva concepción de conocimiento científico, dice el autor, donde este conocimiento se encuentra sujeto a contextos específicos y por tanto su ámbito de validez es más reducido (Pág. 142). Aquí Vásquez Tasayco, después de señalar la necesidad de estudiar la historia de la ciencia, presenta las dos formas de análisis de la ciencia según sus aspectos internos o externos. El análisis interno conllevaría a una reconstrucción racional de la ciencia desde cuatro sistemas explicativos: inductivistas, convencionalistas, falsacionistas y la tesis de los programas de investigación científica. El análisis externo se remiten a los factores (sociales, políticos, psicológicos, ideológicos, etc.) que puede motivar y orientar la investigación. La ciencia, como diría Kuhn, es una actividad social que parte y se mantiene por una serie de compromisos dentro de una comunidad científica. Como cierre de este capítulo, el autor aborda los distintas formas de concebir el desarrollo de la ciencia: “de teoría en teoría”, es decir, pasar de una teoría a otra que posea mayor poder explicativo y que pueda ser verificable (concepción neopositivista) o falsable (concepción popperiana); “de paradigma en paradigma” (Thomas Kuhn), es decir, que, en el seno de una comunidad científica, se produce un cambio total de compromisos en el ejercicio de la ciencia normal (Revolución científica) debido a la adopción de una nueva “matriz disciplinar”; “de programa de investigación científica a programa de investigación científica” (Imre Lakatos) en la que se formulan versiones refutables de un programa de investigación a partir del trabajo empírico (experimentación) y la elaboración de hipótesis creativas sobre determinadas anomalías —a partir de la heurística positiva del programa— lo que redunda en el perfeccionamiento, regeneración o reestructuración de la teoría.

En el último capítulo (“Ciencia y tecnología”), el autor señala la imbricación y dependencia de ambas a partir de la naturaleza misma del hombre pues en él reside la integración de conocimientos, actitudes, voliciones, etc. La relación directa de la ciencia —cúspide de la racionalidad occidental— con la técnica y la tecnología se debe a que el hombre es sujeto de decisión y acción, es capaz de pensar y hacer. Si bien existe un vínculo estrecho entre la ciencia y la tecnología, esto no garantiza que, al compararlas, encontremos sólo semejanzas mas no diferencias. Todo lo contrario. Vásquez Tasayco indica que

“La ciencia inicia con los hechos, la tecnología con las teorías o explicación de los hechos; la ciencia desarrolla explicaciones en busca de la verdad (probabilidad o confirmación), la tecnología busca la calidad de sus procesos y productos (eficiencia y eficacia= efectividad); la ciencia se guía por la racionalidad científica, la tecnología se guía por la racionalidad tecnológica instrumental (toma el conocimiento como medio); la ciencia se construye con el lenguaje proposicional, la tecnología se construye con el lenguaje normativo; la ciencia tiene como producto máximo las teorías científicas (sirven para explicar), la tecnología tiene como producto los sistemas, instrumentos y maquinarias (sirven para operar, para hacer); la ciencia desarrolla por exigencia de conocer la realidad, modernamente para transformarla o dominarla; la tecnología desarrolla por exigencia de la demanda de diversa índole: de supervivencia, de control y de dominio político y militar real. En la ciencia hay, prioritariamente, un interés académico; en la tecnología hay, prioritariamente, un interés económico. La ciencia se presenta en lenguaje verbal o simbólico abstracto, que señala relaciones profundas en la realidad; la tecnología se presenta en el lenguaje de la imagen, privilegiando la percepción y generando una cultura de apariencias. La ciencia nos presenta la imagen de un mundo cercano a lo real y natural; la tecnología nos presenta la imagen de un mundo virtual, artificial y hasta artificioso con la finalidad, sobre todo, de diversión, alejado, muchas veces, del mundo natural.” (Pág. 157-158)

Señala el autor que el Homo faber ha ido complejizando su acción, tanto en términos de cantidad como de calidad, por las necesidades que ostenta en el transcurso del tiempo. Él va conformando sistemas de acciones con el fin de transformar los objetos concretos y obtener así un resultado valioso. Estos sistemas intencionales de acciones, de carácter normativo y que constituyen grandes guías de acción, se llamará lo técnico. Desarrollando el capítulo, Vásquez Tasayco establece algunos distingos interesantes entre la tecnología y ciencia aplicada, tecnología con artesanía, tecnología con ingeniería. La tecnología se define como una forma de conocimiento que tiene como objetivo diseñar y poner a prueba sistema o procesos con la ayuda del conocimiento científico. Advierte el autor con razón que la tecnología —cuya importancia es mucho mayor a la ciencia en la sociedad actual— no solo depende de la ciencia en la obtención de sus productos sino que su materialización implica capital (especialistas, insumos, maquinarias, infraestructura, etc.), decir, la tecnología tiene una variable económica que, en todos los casos, resulta indispensable y le da forma al proceso y producto tecnológico. Este interesante capítulo cierra con una presentación sucinta de lo que se ha llamado “filosofía de la tecnología” que conlleva una ontología, una epistemología y una axiología de la tecnología. Los problemas que encierra la tecnología para el hombre de hoy son muchas, nos dice el autor. Ella está ligada a intereses  económicos, sociales, políticos, a una racionalidad instrumental y una ideología con el fin de mantener determinadas relaciones de poder. El hombre con su trabajo tecnologizado es partícipe del desplazamiento de lo natural por lo artificial y resulta inconsciente del hecho de que, al consumir tecnología, también consume determinados valores que lo deshumanizan. Nos dice Vásquez Tasayco, finalizando el capítulo, que los problemas que aborda la filosofía de la tecnología son diversos y necesarios, y entre ella se encuentra el de la (supuesta) neutralidad de la tecnología.

He intentado resumir los diversos aportes que ofrece Vásquez Tasayco al análisis de la ciencia con el fin de demostrar que este abecé tiene todas las virtudes para convertirse en un opus introductorio y panorámico de lo que es la Epistemología en el mundo de hoy. Este tratado, como también señala Raymundo Casas, posee diversas cualidades —fuerza lógica, exhaustividad, simplicidad— que permiten al lector ser llevado de la mano para que pueda comprender la ciencia a cierta profundidad, sin ambages ni agregados superfluos.

En este texto hay algo que trasunta a lo largo de sus páginas y es la vocación del autor por valorar aquella reflexión y análisis epistemológico que se sustente en el trabajo científico real, en aquellos enfoques que no soslayan la historia de la ciencia pues esta ha revelado muchas veces que el desarrollo científico y sus productos ha partido de la creatividad y talento de los hombres de ciencia, la formulación de hipótesis innovadoras y la experimentación constante. Resulta revelador sobre este punto la cercanía del autor a la propuesta de Lakatos que a la de Popper pues este último asume una actitud prescriptiva antes que descriptiva de cómo se logra el conocimiento científico cuando alguien, familiarizado realmente con la investigación científica empírica, indicaría que es al revés.  

Para finalizar con esta breve presentación, habré de señalar que la reseña a este libro El ABC de la epistemología. Análisis de la ciencia tiene como encabezado dos epígrafes que, a mi entender, revelan lo que hemos dicho hasta ahora. La primera es la de Russell que nos habla del sentido de la abstracción y la necesidad de ir más lejos con ella. Aquí la abstracción no es la negación de realidad sino la profundización de la misma, es ir más allá del sentido común y conocer los fundamentos de lo real. Considero que tales ideas son afines a las de nuestra autor pues su interés es la de reflexionar en un metalenguaje el sistema de la ciencia y los problemas que encierra la práctica científica. Todo esto con el objetivo de enriquecer una auténtica metodología de la investigación científica en aquellos que se animen a seguir los senderos de la ciencia. La segunda cita es la del premio Nobel Albert Camus que hay que luchar con aquella abstracción vana, ajena a lo real que no redunda a favor de nuestra praxis sino que muchas veces falsea nuestra conciencia del mundo. Vásquez Tasayco hace abstracción de la ciencia pero sin ignorar el hecho de que es una actividad humana ligada a necesidades e intereses diversos, ligada a la práctica disciplinar de los científicos quienes buscan, a través de la observación y experimentación, aquel contenido empírico que diferencia a la ciencia de cualquier tipo de especulación (esto último es la lección del maestro Sanz). La ciencia es razón más contexto y ambas interactúan dialécticamente. La reflexión acerca de la ciencia no debe ignorar esto y Vásquez Tasayco no lo hace, de ahí lo valioso de este libro.


Álex Romero Meza