miércoles, 23 de octubre de 2013

Comedia o Carta de Astaroth






Muchas veces el espíritu miente sobre el alma
Nietzsche

Mirar las calles de la ciudad, los árboles, la gente, los choques de aire sucesivos por un autobús que avanza, la vida contemplativa de mi existencia. Hoy me sumergí en los recuerdos pasados y futuros, aquellos recuerdos pasados que me hacen pensar en un presente que debió ser diferente y los recuerdos futuros que aspiro tener, en un tiempo no muy lejano, y que me hagan olvidar este presente que siento tan ajeno a mí.

No sé por qué estoy pensando en estas cosas y mucho menos estar escribiéndolas, ¿tú lo sabes?

Tal vez se deba a que uno no es lo que escribe y precisamente por esto tenga la esperanza de que el que escribe esto no sea yo. No importa que sea literatura, una carta o un testamento, nosotros no podemos dejar otra cosa que una imagen de nuestro ser, una voluntad que se ve acabada junto al papel donde escribimos.

Hoy hablé contigo Soriam y nunca creí que las mentiras que decía sobre mí las creyeras con tanta facilidad. No sabes cuánto me lastimó eso. No sabes, niña ingenua, que esa, mi “virtud”, es lo que más me afecta, que esa cordura me vuelve loco, que ese sentido común que habla por mí se opone a lo que verdaderamente siento.

No quiero ser injusto, te mentí y lo hice con el deseo de que me desmientas, y no lo hiciste. Mi rudeza es timidez, el temor de no saber cómo tomar tus manos, de cómo dibujar mi afecto en tus manos, (las manos más  pequeñas y finas que he podido ver) para poder así secar tus lágrimas y tu pena. Nunca creí que me doliera tanto la humedad de tus ojos. Nunca creí que yo pudiera llorar así, después de irme, lejos de todos, lejos de esas miradas que también te mortifican.

No sé por qué estoy pensando en estas cosas y mucho menos estar escribiéndolas ¿tú lo sabes?

“Yo estaba entre los que se hallan en suspenso, y me llamó una dama tan santa y tan bella que tuve que
rogarle que me diera sus órdenes.” (La Divina Comedia, Canto II)

Siempre estaré a tu lado, querida Soriam, como Beatriz y Dante (nunca creí que la Beatriz de la Comedia entendiera la amistad como tú la entiendes), como Virgilio y su razón que redime y salva, siempre estaré a tu lado, no importa la distancia y los sueños.

Hoy me voy lejos, a sumergirme en el mundo.

Debo ser pagano antes de conocer la santidad.

Adiós.  

Astaroth