viernes, 30 de mayo de 2025

El acto de educar en libros, películas y series (Conversación virtual)

Comparto esta valiosa conversación de algunos años atrás con mi colega y amigo Luis Mamani acerca de los libros, las películas y las series que abordan el acto de educar. Una valiosa ocasión para pensarse en la educación. ¡Disfrútenla!

El arte de la palabra Cap.10 Lic. Álex Romero


RESEÑA DE LA ENTREVISTA:

Docencia, inspiración y reflexión: un diálogo sobre la educación desde la experiencia, la literatura y el arte

En una reciente edición del programa El arte de la palabra, se llevó a cabo una profunda conversación con Álex Romero Meza, licenciado y magíster en Educación y Docencia Universitaria por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. A lo largo de casi dos horas, se abordaron temas fundamentales sobre la vocación docente, la importancia de la literatura y el arte audiovisual como herramientas formativas, y los desafíos éticos, emocionales y sociales que enfrentan los maestros en su quehacer diario.

Desde el inicio, Romero planteó una mirada amplia y crítica sobre la formación docente, destacando que esta no se limita a los manuales o textos pedagógicos convencionales. "Un libro puede convertirse en significativo para la docencia sin necesariamente tocar directamente el tema educativo", señaló. Para él, la literatura, incluso aquella no concebida específicamente para la educación, puede ofrecer claves profundas para entender la relación entre maestros y alumnos, el poder de la palabra, y los vínculos que se tejen en el aula. Ejemplos como Paco Yunque de César Vallejo o pasajes de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa fueron mencionados como espejos sociales que permiten repensar la escuela y la autoridad.

Uno de los puntos de mayor profundidad fue el debate en torno a los modelos simplistas que pretenden convertir la enseñanza en una fórmula mecánica. En contraposición, Romero afirmó que ser docente es una experiencia situada y compleja: "Si hay libros que hablan directamente de la docencia, deben estar alimentados con sangre, es decir, con experiencia". Esta metáfora, inspirada en Nietzsche, revela su convicción de que la verdadera pedagogía nace de la vivencia, de los errores, los aciertos y las decisiones difíciles que se toman día a día frente a los estudiantes.

Entre los libros referenciados, se destacó Diario de educar de Constantino Carvallo, obra en la que se plasman reflexiones sobre el rol del maestro y las limitaciones de las etiquetas dentro del aula. Para Romero, etiquetar a los estudiantes según diagnósticos o comportamientos puede ser contraproducente: "Una etiqueta puede ser orientadora, pero no puede ser limitante. Predispone, condiciona la mirada del docente. Yo he trabajado con estudiantes etiquetados como 'difíciles', y luego descubrí que eran chicos que simplemente necesitaban más motivación y reconocimiento".

Otro momento clave fue la revisión del libro El maestro ignorante del filósofo Jacques Rancière. Romero lo consideró una obra imprescindible para repensar el acto educativo desde la igualdad. En este libro, se relata la experiencia de Joseph Jacotot, quien logró enseñar francés a estudiantes flamencos sin hablar su idioma, usando un libro bilingüe. La conclusión de Rancière es contundente: "Todos tenemos la misma capacidad intelectual; lo que necesitamos es voluntad y motivación". Al respecto, Romero reflexionó: "El paradigma del maestro explicador se cae cuando uno entiende que educar no es demostrarle al otro que no puede, sino confiar en que sí puede. La educación debería comprobar la igualdad, no la desigualdad".

En esa línea, se debatió también el concepto de "educación inclusiva", y se planteó una crítica a la idea de que incluir al otro es un acto de generosidad desde una supuesta superioridad. "Decir ‘yo te incluyo’ es también asumir que tú no formas parte de esto por derecho propio. La educación debe ser vista como una experiencia común, horizontal. Todos tienen potencialidades".

La entrevista abordó además el poder transformador del arte, especialmente del cine, para formar a los docentes. Películas como El club de los poetas muertos, Detachment, Con ganas de triunfar y series como Merlí o Los años maravillosos fueron analizadas como fuentes de inspiración y cuestionamiento. En particular, la escena del maestro Keating, animando a sus alumnos a arrancar las páginas de un libro que reducía la poesía a fórmulas matemáticas, fue debatida intensamente. “Hay que tener juicio crítico para cuestionar incluso al cuestionador. No basta con ser transgresor. La docencia también implica responsabilidad y comprensión del contexto”, subrayó Romero.

Uno de los momentos más íntimos y reflexivos fue cuando se evocó una anécdota personal, ocurrida en un aula hace más de una década. Al enfrentar a un estudiante desafiante, Romero tomó una decisión drástica que hoy, con los años de experiencia, reconsidera: "En ese momento actué con firmeza, tal vez con dureza, pero esa acción permitió abrir un canal de comunicación. Hoy lo haría diferente. Uno también madura como docente".

La conversación también abordó el concepto de "elemento", planteado por Sir Ken Robinson, entendido como ese punto donde confluyen la pasión y el talento de una persona. “Hablar del elemento en un mundo que privilegia las carreras mejor pagadas y la utilidad económica es una tarea difícil, pero necesaria. Nuestra labor como docentes es ayudar a nuestros estudiantes a descubrir qué los mueve, qué los hace vibrar”, afirmó Romero, con convicción.

Cerrando el encuentro, se mencionó el pensamiento de Augusto Salazar Bondy, quien afirmaba que la educación no es un acto unidireccional, sino recíproco: "Cuando hayan máquinas educadoras, habrán máquinas educadas". Para Romero, esta idea expresa la necesidad de humanizar el acto educativo: "Todos somos sujetos educativos. Enseñar también es aprender. Lo dijo mi hija sin saberlo, cuando con apenas cuatro años me dijo: ‘Mi maestra me aprendió mucho’. Esa confusión infantil encierra una verdad profunda".

La entrevista culminó con una reflexión sobre el riesgo como parte inherente de la labor docente. Organizar salidas, enfrentarse a contextos difíciles, decir la verdad aun a costa de sanciones, implica asumir que educar no es una tarea neutral. “La vida es un riesgo, y el acto educativo también lo es. Pero educar es, en última instancia, un acto de esperanza”.

Ver una presentación sobre la entrevista AQUÍ.

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