He tenido la grata noticia de saber que el portal educativo ACUEDI (Asociación por la cultura y la educación digital) está difundiendo algunos artículos que he publicando en este blog y en una revista especializada en educación. Aquí mando los enlaces para favorecer el intercambio de opiniones sobre estos temas que, casi como imperativo categórico, debemos poner en agenda una y otra vez.
Blog del profesor Alex Romero dedicado a temas de literatura, filosofía y educación
miércoles, 18 de diciembre de 2013
miércoles, 23 de octubre de 2013
Comedia o Carta de Astaroth
Muchas veces el espíritu miente sobre el alma
Nietzsche
Mirar las calles de la ciudad, los árboles, la gente, los choques de aire sucesivos por un autobús que avanza, la vida contemplativa de mi existencia. Hoy me sumergí en los recuerdos pasados y futuros, aquellos recuerdos pasados que me hacen pensar en un presente que debió ser diferente y los recuerdos futuros que aspiro tener, en un tiempo no muy lejano, y que me hagan olvidar este presente que siento tan ajeno a mí.
No sé por qué estoy pensando en estas cosas y mucho menos estar escribiéndolas, ¿tú lo sabes?
Tal vez se deba a que uno no es lo que escribe y precisamente por esto tenga la esperanza de que el que escribe esto no sea yo. No importa que sea literatura, una carta o un testamento, nosotros no podemos dejar otra cosa que una imagen de nuestro ser, una voluntad que se ve acabada junto al papel donde escribimos.
Hoy hablé contigo Soriam y nunca creí que las mentiras que decía sobre mí las creyeras con tanta facilidad. No sabes cuánto me lastimó eso. No sabes, niña ingenua, que esa, mi “virtud”, es lo que más me afecta, que esa cordura me vuelve loco, que ese sentido común que habla por mí se opone a lo que verdaderamente siento.
No quiero ser injusto, te mentí y lo hice con el deseo de que me desmientas, y no lo hiciste. Mi rudeza es timidez, el temor de no saber cómo tomar tus manos, de cómo dibujar mi afecto en tus manos, (las manos más pequeñas y finas que he podido ver) para poder así secar tus lágrimas y tu pena. Nunca creí que me doliera tanto la humedad de tus ojos. Nunca creí que yo pudiera llorar así, después de irme, lejos de todos, lejos de esas miradas que también te mortifican.
No sé por qué estoy pensando en estas cosas y mucho menos estar escribiéndolas ¿tú lo sabes?
“Yo estaba entre los que se hallan en suspenso, y me llamó una dama tan santa y tan bella que tuve que
rogarle que me diera sus órdenes.” (La Divina Comedia, Canto II)
Siempre estaré a tu lado, querida Soriam, como Beatriz y Dante (nunca creí que la Beatriz de la Comedia entendiera la amistad como tú la entiendes), como Virgilio y su razón que redime y salva, siempre estaré a tu lado, no importa la distancia y los sueños.
Hoy me voy lejos, a sumergirme en el mundo.
Debo ser pagano antes de conocer la santidad.
Adiós.
Astaroth
miércoles, 18 de septiembre de 2013
OCTUBRE (cuento)
Mi madre, con sus grandes ojos que me dan paciencia de pradera, me ha pedido que no coma, que deje de crecer porque mi felicidad, en la etapa maravillosa de mi juventud, sólo se puede llamar pequeñez e insignificancia, el no distinguirme. No puedo explicármelo, ¿acaso los padres no son felices de ver a sus hijos jugar con libertad y alegría, saltando y corriendo por los campos, mirando el cielo y la tierra como invitándolos a alegrarse también? ¿Acaso no aspiran a que ellos sean sanos y viriles, digna expresión de la naturaleza amada? No lo entiendo, en verdad que no puedo explicármelo.
Mi abuela, la última matriarca de estos lugares, me ha contado, con ojos nostálgicos de verde azul, del linaje del que provengo, notable por la fuerza de su espíritu, el coraje de su fuerza y su alma. Yo quiero ser digno de tal estirpe. Mi padre lo fue, mi abuelo también, yo no puedo dejar de serlo.
A la luz incierta del crepúsculo, cuando la devoción por mi destino me llena de deseos de vivir, veo a mi madre que se acerca y a mi querida abuela que se aleja haciendo círculos imaginarios en el cielo y la tierra. Me ha rogado nuevamente que no coma, que el metabolismo de mi cuerpo sea mínimo, a pesar de que la sensación de hambre no ha desaparecido en mí.
No lo entiendo y no lo quiero entender.
¿Cómo ignorar los relatos de nuestra raza privilegiada, la certeza de un destino escrito hace mucho tiempo atrás…, la senda de la verdadera dicha? La felicidad sólo puede residir en el despliegue de mi propio ser, en el momento maravilloso en que la potencia vital de mi existencia se manifieste en un acto real en el mundo, en el instante ideal en el que pueda ser lo que ya soy.
Mi espíritu juvenil me impide obedecerla, y como y corro por todos los lugares que me sean posibles y agradables, gozando con la fortaleza de mis músculos y lo delicioso de sentirme envuelto por menuditas gotas de sudor por todo el cuerpo. Mi madre, al verme feliz, se muestra resignada…, y sale a mirar el crepúsculo, tal vez recordando a mi padre, a mi valeroso y fuerte padre que desapareció un día de octubre, el mismo día en que yo nací…
Porque es octubre la fecha indeleble que iba a trazar en nuestras almas un destino común, a pesar de no habernos conocido nunca. Tendría que alejarme, al igual que él, del lugar donde crecí.
Abandoné mi mundo en el vértigo de una vida breve, pero no por propia voluntad.
Aparecí de pronto, como en un sueño, en medio de una gran multitud que me envolvía en un murmullo estremecedor y confuso para mis oídos. Apareció simultáneamente un hombre vestido de vivos colores y adornos dorados que empezó a dar vueltas en torno a mí saludando a la gente.
Luego se acercó y me mostró una brillante y larga espada...
¿Por qué dirán que a nosotros nos obsesiona el color cárdeno de la muerte si ella —en la vida propia y ajena— se insinúa también con otros matices…, desde el blanco celestial hasta un morado de resignación?
***
Terminada la faena, el torero muestra orgulloso la oreja de un hermoso y bravo ejemplar mientras el público lo saluda arrojándole flores y vivas con encendido entusiasmo, dando así por concluida una fecha más a este mes de celebraciones.
Un gran espectáculo en honor a la sagrada imagen del Señor de los Milagros.
Lima, 15 de octubre del 2003
domingo, 28 de julio de 2013
La crítica de Hegel a Kant en el Sistema de la Eticidad y sus consecuencias posteriores
Como parte del Congreso Nacional de Filosofía Reconocimiento justicia y exclusión que se realizará en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos presento una ponencia en la mesa dedicada a la historia de la filosofía. El tema versa sobre la critica inicial de Hegel a Kant desde el punto de vista de la ética. Dicha mesa se presentará el viernes 23 de agosto (15:00) en el auditorio principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM. Están todos invitados.
RESUMEN
El presente artículo tiene por finalidad hacer un balance de la importancia del distanciamiento y posterior crítica de Hegel a Kant en sus escritos tempranos, principalmente en el System der Sittlichkeit o el Sistema de la Eticidad (1802). El joven Hegel, seguidor inicial de Kant, se verá marcado por su filosofía especulativa y práctica, y esto se mostrará en su voluntad primigenia de ser un difusor de los postulados kantianos. Sin embargo, este entusiasmo se irá transformando en un distanciamiento, debido a la evolución de su pensamiento como a su contacto con otros autores (Herder, Schiller, Shelling, etc.). Es en este contexto, con el alejamiento del maestro de Königsberg y los desarrollos posteriores de Fichte, que Hegel escribirá el Sistema de la Eticidad. Es por esto que el objetivo que nos trazamos es el de determinar en qué medida este libro es una cancelación/superación de la filosofía kantiana.
Palabras clave: Hegel, eticidad, moral, Kant, razón.
ABSTRAC
This article is intended to balance the importance of detachment and subsequent criticism of Hegel to Kant in his earlier writings, particularly in the System der Sittlichkeit or Ethicity System (1802). The young Hegel, Kant initial follower, will be marked by speculative and practical philosophy, and this is displayed in its primal will be a diffuser and popularizer of Kantian postulates. However, this enthusiasm will be transformed into a distance, because of their contact with others (Herder, Schiller, Schelling, etc.). It is at this distance Königsberg master and later developments of Fichte, Hegel writes that the system of ethics. That's why we set ourselves the objective is to determine to what extent this book is a cancellation / overcoming of Kantian philosophy.
Keywords: Hegel, ethical life, morality, Kant, reason.
SER Y TIEMPO / Dasein y temporeidad
Capítulo primero
La posibilidad del estar-entero del Dasein y el estar vuelto hacia a la muerte
§48. Resto pendiente, el fin y la integridad.
Heidegger, con la finalidad de interpretar ontológicamente el fenómeno de la muerte, buscará en este apartado seguir la determinación existencial de dos fenómenos que le son constitutivos: el fin y la integridad. El abordaje de ambas cuestiones —su caracterización ontológica— sólo puede plantearse provisionalmente, pues un análisis adecuado de ambos fenómenos implicaría no sólo la exposición de la estructura formal del fin y de la integridad sino también desarrollarlas en variantes estructurales regionales (“desformalizadas”), referidas a cada género de entes y determinadas desde su ser. Esto sólo es posible con una interpretación, positiva y precisa, de los modos de ser que “posibilitan una división por regiones de todo ente” (pág. 262) que exige, a su vez, una idea del sentido del ser en general. El autor nos presenta esta potencial contradicción si olvidamos que, aquello que precisamente nos permitiría cumplir enteramente esta labor, es el objetivo de toda la investigación realizada hasta aquí.
La labor de Heidegger en este parágrafo será la de considerar al fin y a la integridad sólo en sus variantes existenciales, es decir, en aquellas determinaciones ontológicas propias del Dasein, para así guiarnos en una interpretación originaria de este último. Ello implica también juzgar en qué medida los conceptos del fin y de la integridad que se nos presentan en su primer darse son ontológicamente no convenientes al Dasein. La asignación positiva de estos conceptos a una región específica permitirá una comprensión del fin e integridad como existenciales que hará posible una interpretación ontológica del fenómeno de la muerte. En otras palabras, es necesario para el autor partir del Dasein mismo para extraer “el sentido existencial de su llegar-a-fin y mostrar cómo semejante “terminar” puede constituir un estar-entero del ente que existe.” (Pág. 263).
Heidegger, para iniciar la labor planteada líneas arriba y sintetizar lo dicho acerca del fenómeno de la muerte, formula tres tesis sobre ella.
A. Al Dasein le pertenece, al seguir existiendo, una posibilidad (un no-todavía) que él habrá de ser (un resto siempre pendiente).
B. El llegar-a-su-fin de lo que es (existencia) siempre en el modo (existencial) de no-haber-llegado-aún-al-fin tiene el sentido de un no-existir-más.
C. El llegar-a-fin conlleva un existencial (modo de ser) absolutamente insustituible (las cursivas son mías).
Nuestro autor constata que en el Dasein hay una perenne “no-integridad” que es imposible de anular en la propia existencia y que solo llega a su fin con la muerte. Sin embargo, el hecho de que al Dasein, mientras está siendo, le “pertenezca” este no-todavía —es decir, lo que tiene y aún le falta— no puede interpretarse ontológicamente como resto pendiente. El estar pendiente (las cursivas son mías) es una relación óntica pues, entendida como falta, se basa en la pertenencia de una cosa en otra (carácter intramundano). Heidegger nos propone el ejemplo del saldo de una deuda donde lo pendiente es aún no disponible —en contraste con el Dasein que dispone del no-todavía que es la muerte posible— hasta que se cancele la deuda, cuando los sucesivos ingresos llenan el no-todavía hasta que la suma total esté “junta” o completa. En otras palabras, el estar pendiente significa para Heidegger el no-estar-todavía-junto (no disponible) de lo que debiera estar junto (por tener que alcanzarse una “suma total”). En un sentido ontológico, el estar pendiente plantea una relación de entes a la mano donde ellos se agregan unos a otros sin que se genere modificación alguna. El estar pendiente plantea la no-totalidad vigente que “se suprime por la reunión acumuladora de partes” (pág. 263) pues al implicar ella el modo de ser de lo a la mano debemos caracterizar el estar-junto o no-estar-junto, que se basa en dicha relación óntica, como simple suma. Con ello se resalta aquí que el faltar (no-estar-junto) en tanto que resto pendiente no caracteriza el no-todavía (muerte posible) que es un constituyente del Dasein por el hecho fundamental de que éste no es un ente intramundano, una cosa. El Dasein en el modo de estar-junto no se constituye por una suma —de entes a la mano— sino que, al contrario, al “colmar” su no-todavía no llega a estar junto pues en ese momento simplemente ha dejado de existir. El autor lo plantea positivamente: el Dasein existe siempre en el modo de ser en que incluye cada vez su no-todavía (muerte posible).
Con el fin de afianzar esta idea, Heidegger nos plantea la siguiente interrogación: ¿hay algún ente que le pueda pertenecer un no-todavía sin que tenga el modo de ser del Dasein? El autor, en el intento de dar una respuesta, nos presenta dos ejemplos. El primero es el de la luna, cuyo último cuarto le falta para estar llena, donde su no-todavía se reduce “con el ir menguando de la sombra encubridora” (pág. 264), sin embargo, la luna ya está siempre en su totalidad. Si asumiéramos que la luna nunca puede aprehenderse totalmente, pues el no-todavía aquí no se refiere a un no-estar- todavía-juntas de las partes sino a la incapacidad de la percepción de “tenerla” completamente, tampoco podría semejarse al no-todavía del Dasein pues, a pesar de tener en común el ser provisional e inaccesible a la experiencia, “no es todavía real”. La cuestión que involucra al no-todavía del Dasein es su posible ser y, a su vez, no ser ya que éste tiene el carácter de devenir (“ser, él mismo, lo que todavía no es”) por lo que, si se le ha de comparar en su modo de ser (el no-todavía), tiene que ser con un ente que asuma el carácter de devenir. Ello nos lleva al segundo ejemplo del autor.
Otro ente que tiene este carácter de devenir al igual que el Dasein es el fruto que va madurando y cuyo fin es la madurez plena. Su ser como fruto lo determina a ese camino de la madurez por lo que este proceso no se define por el añadido de algo externo (“que aún no- estaba-ahí”), por algo agregado que pueda contribuir con esa maduración. En este caso, el no-todavía no se define por la falta de algo extrínseco sino que, por ser la maduración algo que viene de sí mismo, “se refiere a él mismo, en su modo específico de ser” (pág. 264). El fruto al ir madurando se define precisamente por la inmadurez por lo que el no-todavía ya está en incorporado en su propio ser. Al igual que el Dasein, el fruto inmaduro siempre es, mientras está siendo, su no-todavía. Para Heidegger la “no integridad” que se constituye en el Dasein es un no-todavía que, “por ser el ente que es, tiene que ser cada vez” (pág. 265). La semejanza con el fruto inmaduro es clara, sin embargo el Dasein presenta diferencias importantes pues, si bien ambas son cada vez su no-todavía, no coinciden en la estructura ontológica de fin (madurez como fin / la muerte como fin). La madurez del fruto significa que éste llegó a la consumación, es decir, que ha explotado todas sus posibilidades inherentes; pero en el caso del Dasein es diferente pues su muerte no significa que haya agotado todas sus posibilidades. En la mayoría de casos, el Dasein muere en un estado de inmadurez o, por el contrario, él ha alcanzado (sobrepasado) la madurez mucho antes de que llegue su fin. Heidegger deja claro con esto que el terminar no guarda una relación necesaria con el consumarse, con lo que el autor considera imprescindible abordar su significado si se ha dicho que la muerte se entiende como el terminarse del Dasein.
Terminar significa acabarse pero aquello que se da de forma provisoria tiene diversos sentidos ontológicos. Acabar en el sentido del desaparecer (“la lluvia ha terminado”); acabar en el sentido del pasar al no estar-ahí, es decir, determinar a un ente es su específico estar-ahí (“el camino se acaba”); acabar como llegar al estar-ahí por medio del fin, esto es, que asume el carácter de no concluso (“un camino en construcción se interrumpe”) o concluso (“el cuadro que se acaba con la última pincelada”). Aquí el terminar entendido como llegar a estar concluido no implica consumación pero sí a la inversa, sin olvidar que la conclusión de algo sólo es posible en el plano óntico (algo que está ahí / algo a la mano). Es así que ninguno de estos sentidos del terminar caracteriza la realidad de la muerte como fin del Dasein pues si esto fuera así se asumiría a este como un ente intramundano.
Se ha visto que en la muerte el Dasein no se ha consumado ni desaparecido, ni ha llegado a estar concluido, ni es enteramente disponible como un útil. Por el contrario, la existencia del Dasein es la de ser siempre su no-todavía, él es constantemente su fin. Esto nos lleva considerar el terminar de la muerte como el estar vuelto hacia el fin del Dasein y no como un haber-llegado-a-fin de este ente, mientras que el morir “es una manera de ser de la que el Dasein se cargo tan pronto como él es” (pág. 266).
Esto lleva al autor a ver la exigencia de aclarar el sentido del terminar (“estar vuelto hacia el fin”) desde el modo de ser del Dasein con la finalidad de definir, a su vez, el sentido de lo que se dice cuando uno se refiere a la integridad del Dasein. Todo ello partiendo del supuesto de que la muerte constituye tal integridad del Dasein en tanto que se asuma como “fin”. Por otro lado, esta labor contribuirá a la comprensión de lo que es el no-todavía de la existencia como algo previo a ese “fin”.
La finalidad primigenia del capítulo que es la comprensión de la integridad propia del Dasein por medio de un entendimiento cabal de los sentidos de no-todavía y terminar no ha llegado a su meta en este parágrafo pues aquí sólo se ha mostrado (“negativamente”) la imposibilidad de interpretar el no-todavía de este ente como un resto pendiente. Aquí solo se ha podido caracterizar inadecuadamente el fin-al del Dasein (al que este, al existir, está vuelto) al ser determinado mediante un haber-llegado-al-fin. Sin embargo, Heidegger quiere demostrar que la caracterización positiva del no-ser-todavía, terminar e integridad sólo puede lograr si meditamos de forma inversa los fenómenos aquí tratados, es decir, si tenemos como clara orientación al ser constitutivo del Dasein: el cuidado. Sólo así será posible la interpretación analítico-existencial positiva de la muerte y su carácter de fin.
§49. Delimitación del análisis existencial de la muerte frente a otras posibles interpretaciones del fenómeno.
“y, finalmente, la relación que más honda y generalmente determina el sentimiento de nuestra existencia es la de la vida vuelta hacia la muerte; en efecto, la limitación de nuestra existencia por la muerte es siempre decisiva para nuestra comprensión y nuestra apreciación de la vida”
W. Dilthey
Heidegger inicia este parágrafo planteando que la interpretación ontológica de la muerte debe primero explicitar una toma de conciencia clara sobre aquello que no se puede preguntar pues sería “vano” esperar una verdadera respuesta o información.
La muerte, en su sentido extenso, es fenómeno que forma parte de la vida mientras ésta debe ser comprendida como un modo de ser que es propio un estar-en-el-mundo. La vida para el autor sólo “puede precisarse ontológicamente en forma privativa y con referencia al Dasein” (pág. 267). Sin embargo, esta manera propia de abordar la vida desde la ontología no desplaza la posibilidad de considerar al Dasein como “pura vida”, es decir, ónticamente (abordado desde las ciencias biológicas como parte de reino animal). Aquí, dice Heidegger, se puede estudiar acerca de la duración de la vida, su relación con la reproducción y el crecimiento como también las clases de muerte, sus causas y sus modos de manifestación. En esta investigación “óntico-biológica” de la muerte se encuentra por debajo la problemática ontológica de “cómo se determina desde la esencia ontológica de la vida la de la muerte” (pág. 267). Si bien la investigación óntica de la muerte ha resuelto esta cuestión de alguna manera en ella operan pre conceptos acerca de la vida y la muerte que deben ser aclarados por medio de una ontología del Dasein. De igual modo, Heidegger declara la subordinación del análisis existencial de la muerte a la que se debe hacer sobre la constitución fundamental del Dasein; y, a la vez, aquélla debe ser previa a toda ontología de la vida. Si el terminar de la vida de un ente intramundano se le ha llamado fenecer, nuestro autor, considerando de la misma manera que el Dasein “posee” una muerte de este tipo (fisiológica, vital) y que ésta se encuentra codeterminada por su originario modo de ser donde un rasgo fundamental es el de poder terminar sin que propiamente muera, llama a este “fenómeno intermedio” dejar de vivir. El morir para Heidegger se distingue de ese, digamos, “morir óntico” porque ella se ha de entender sólo existencialmente, como la manera de ser con la que el Dasein está vuelto hacia su muerte. En conclusión, el fenecer no se condice con el Dasein, pero su dejar de vivir sólo es posible en el morir ya que el primero es algo previsto (esperado / temido) por el hombre mientras que el último consiste en la posibilidad de dejar de vivir. El fenómeno intermedio del dejar de vivir puede ser estudiado con resultados significativos desde la investigación “médico-biológica” no sólo en el plano óntico sino ontológico, en la medida en que se siga la orientación fundamental para la interpretación existencial de la muerte.
Heidegger ha dicho que una ontología de la muerte precede a la de la vida, pero sirve de fundamento a toda investigación en el plano de lo histórico-biográfico como todo abordaje psicológico-etnológico del fenómeno de la muerte. Esto es así porque, por ejemplo, cuando se caracteriza las maneras en que se “vive” el dejar de vivir existe ya el concepto de la muerte. De igual manera, toda psicología acerca del hecho de morir nos “informa más sobre el vivir del muriente que sobre el morir mismo” (pág. 268). Nuestro autor considera que estas son diversas formas de manifestar el hecho básico de que el hombre no muere con y en la vivencia del dejar de vivir fáctico (morir óntico). La magia y el culto en los pueblo primitivos como una serie de comportamientos frente a la muerte, además de las concepciones que sobre ella han cultivado son una muestra de un primer esfuerzo de comprender al Dasein. Pero la interpretación de esta comprensión requiere en principio de una analítica existencial y un concepto de la muerte.
Una de las cosas que advierte el auto en este parágrafo es el hecho de análisis ontológico de la muerte no conlleva a una postura “existentiva” acerca de ella. En otras palabras, cuando se determina la muerte como “fin” del estar-en-el-mundo (del Dasein) no implica ello una decisión óntica sobre diversas interrogantes sobre lo que sucede después de dejar de vivir (si se sigue viviendo, si se ha llegado al sobrevivirse a la condición de inmortal, etc.). Las diversas cuestiones sobre el “más allá” y el “más acá” no se abordan ónticamente, porque además no existen cosas tales como normas y reglas de comportamiento ante la muerte. Su análisis se mantiene “en el más acá” en la medida en que esta interpretación sólo toma a este fenómeno como algo que se manifiesta dentro del Dasein, en tanto sea éste una posibilidad de ser. La pregunta sobre qué hay después de la muerte carece de justificación y seguridad metodológica por lo que no tiene sentido plantear este tipo de interrogante; sólo podrá hacerse cuando exista una comprensión plena acerca de su esencia ontológica. Dicha interrogante queda en suspenso en su posibilidad de pregunta teórica pero queda claro que la “interpretación ontológica de la muerte desde el más acá precede a toda especulación óntica sobre el más allá” (pág. 268).
En un último plano, Heidegger señala que algo que se puede llamar una “metafísica de la muerte” no puede formar parte de un análisis existencial de la muerte ya que preguntas tales como el porqué y la manera cómo “entró” la muerte en el mundo, qué sentido asume en la omnitud del ente en tanto que mal y sufrimiento, exige como supuesto una comprensión existencial de la muerte así también una ontología de omnitud del este en su totalidad y una abordaje meticuloso del mal y de la negatividad en general.
De otro lado, el autor declara la “prioridad metodológica” de la analítica existencial de la muerte frente a diversas disciplinas ónticas (biología, psicología, teodicea, teología) si bien ellas muestran la ausencia de contenido concreto de toda formulación ontológica de este fenómeno. Por ser el Dasein algo distinto a un ente intramundano (“algo que está ahí”) ya que a su existencia y sus modos le es propia una “una forma de ser-posible”, no será sencillo descifrar la estructura ontológica de la muerte, si asumimos como verdadero que ella (la muerte) es una posibilidad eminente de este Dasein. La ontología de la muerte, además, debe prevenirse de toda idea casual o arbitraria de ésta por lo que es necesaria una caracterización del modo de ser del Dasein en que la idea de “fin” se haga presente en la cotidianidad media. Para Heidegger, forma parte de la esencia de toda indagación ontológica acerca de la muerte que un análisis existencial de ella “resuenen también posibilidades existentivas del estar vuelto hacia la muerte” (pág. 269). La conceptualización existencial no deberá estar acompañada de alguna vinculación con un modo de existencia específico, sobre todo de forma especial en relación a la muerte pues en ésta el Dasein se muestra plenamente (“de la forma más aguda”) en su carácter de posibilidad. El autor ha logrado en este parágrafo dejar en claro que la problemática existencial busca develar “la estructura ontológica del estar vuelto hacia el fin que es propia del Dasein” (pág. 269).
FUENTE: Martin Heidegger. Ser y tiempo. Trad. de Jorge Eduardo Rivera. Editorial Universitaria. Santiago de Chile, 2002.
Etiquetas:
Dasein,
Existencial,
Fin,
Heidegger,
Integridad del Dasein,
Muerte,
Ontología,
Posibilidad,
Resto pendiente,
ser,
Ser y tiempo,
Temporeidad
jueves, 25 de abril de 2013
XIV CONGRESO NACIONAL DE FILOSOFÍA
El XIV Congreso Nacional de Filosofía ”Reconocimiento, justicia y exclusión”, invita a todas las personas interesadas en la filosofía a enviar sus contribuciones al XIV Congreso Nacional de Filosofía que tendrá lugar del 19 al 23 de agosto de 2013 en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú). Cada contribución debe señalar en cuál de los talleres desea estar inscrita:
- Reconocimiento, justicia y exclusión
- Epistemología y lógica
- Estética y filosofía del arte
- Filosofía de la acción (ética y política)
- Filosofía intercultural
- Filosofía peruana y latinoamericana
- Historia de la filosofía
- Temas clásicos de la filosofía
Las propuestas serán evaluadas de acuerdo al sistema de doble referato ciego, esto es, tanto el autor como los jueces ignorarán mutuamente sus identidades de modo que se garantice la neutralidad de uno y otro lado. Por lo cual, deberán remitirse dos documentos:
- uno conteniendo el título, el resumen y el cuerpo del trabajo (no más de quince páginas a espacio y medio en fuente Times New Roman tamaño 12) sin ninguna referencia a la identidad del autor,
- otro en donde se incluya el título, resumen y los datos personales del autor
El envío puede efectuarse por correo electrónico o postal. En el primer caso, los formatos aceptados son PDF, DOC, DOCX, RTF y LaTeX. La dirección a donde debe escribirse es: xivcongresofilosofia@unmsm.edu.pe. En el segundo caso, se enviará dos juegos de cada documento a:
Departamento Académico de Filosofía
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Ciudad Universitaria. Lima 1 – Perú
Los acuses de recibo se emitirán por vía electrónica. Por ello, es necesario que todos los autores consignen una dirección de correo-e entre sus datos personales.
Fecha límite de recepción: 31 de mayo de 2013
Mayor información: http://es.scribd.com/doc/122277046/Convocatoria-XIV-Congreso-Nacional-de-Filosofia-Peru
(Fuente: XIV Congreso Nacional de Filosofía)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)