domingo, 9 de octubre de 2011

Sin temor ni temblor



Lo que no les interesa es la palabra filosofía. Si te hablas de temas de filosofía, los temas le interesan, pero tú mencionas la palabra filosofía y todo mundo se echa a temblar. Por eso mi último libro lo he llamado Historia de la filosofía. Sin temor ni temblor, porque la gente le coge como miedo.
Fernando Savater

A comienzos de este año, mis alumnos y yo comenzamos la aventura de conocer la filosofía de la mano de uno de los filósofos más prestigiados de Hispanoamérica: Fernando Savater. Con un estilo ágil y ameno, el autor de Ética para Amador nos ha presentado los momentos más importantes de la historia de la filosofía en compañía de dos jóvenes amigos (Alba y Nemo) quienes nos hacen entender que no hay que temblar ante ella porque detrás de ese rótulo que intimida hay un vasto universo de temas que nos involucran por igual, sobre todo a los más jóvenes.
Ha sido una agradable sorpresa haber encontrado este libro pues se ha convertido en el hilo conductor de muchas mis clases.
Los dejo con el final del capítulo cuatro titulado “El cuidado de uno mismo” y, también, con algunos de fragmentos de la exposición que realizaron mis estudiantes del quinto año en un reconocido colegio limeño.

Estamos en el puerto de la ciudad de Alejandría, ene el norte de Egipto. Al fondo, la gran antorcha de sulfato, que fue una de las maravillas del mundo antiguo. Alba y Nemo están sentados en el malecón, compartiendo aceitunas y pescado frito.
Alba.- ¡Qué bueno está este pescadito!
Nemo.- A mí me vuelven loco las aceitunas… Oye, no crearán adicción, ¿verdad?
Alba.- Y qué más da, mientras no se acaben… Además, no creo que sean droga dura.
Nemo.- Es que quiero cuidar de mí mismo, ya sabes…
Alba.- Me parece muy bien. Pero para cuidarte no hace falta renunciar a lo que te gusta. Anda, toma otra.
Nemo.- Me parece que tú eres epicúrea.
Alba.- Más bien estoica. ¡Con lo que te aguanto!
Nemo.- Sin embargo, eso de renunciar a las pasiones…, no sé qué decirte. Temo que la vida se vuelva bastante sosa.
Alba.- Puede que tengas razón, pero hay pasiones y pasiones. Algunas pueden hacerte polvo a una, pero otras son una forma de… explorar.
Nemo.- Explorar, ¿qué?
Alba.- Nuestros límites, nuestras fronteras… hasta dónde puede llegarse demasiado lejos.
Nemo.- Supongo que es lo que quería Alejandro.
Alba.- Sí, pero a costa de pasar por encima de los demás. En cambio me parece que Diógenes y gente como él exploraban hacia dentro, no hacia fuera.
Nemo.- Creo que Diógenes también era bastante vanidoso y quería impresionar a los demás: mira, soy más grande que tú, yo soy tan estupendo que no necesito nada… ¡Igual que Alejandro, aunque con otros métodos!
Alba.- Ninguno de los dos me resulta demasiado simpático, aunque por lo menos parece que Alejandro era mucho más guapo. En cualquier caso, no me parece que sea necesario vivir en una tinaja o conquistar medio mundo para vivir bien.
Nemo.- Yo creo que vivir bien es no hacerse daño a uno mismo ni a los demás.
Alba.- ¡Bingo! Además, si cada cual cuida de sí mismo, algunas tendremos menos trabajo…
Nemo.- Ya te veo venir…
Alba.- Pues sí: a las mujeres suele tocarnos cuidar de los niños, de los viejos, de los enfermos… y además de los hombres en general.
Nemo.- Oye, ¿me pasas las aceitunas?
Alba.- Anda, toma. Yo me acabaré este pescado tan rico.
Nemo.- Y qué bien estamos aquí, al sol, ¿verdad?
Alba.- Claro. Es lo bueno del sol, que nos calienta a todos sin pedir nada a cambio.


Exposición: "El cuidado de uno mismo".






No hay comentarios:

Publicar un comentario