Era un momento crítico en su vida, pero debía olvidar su relación matrimonial y dedicarse a lo más gratificante: su oficio de bibliotecario. Resultaba satisfactorio empuñar cada día buenos libros y conocer personas educadas.
—Oiga, ¿por qué se demora tanto en traer ese libro? Es usted un incompetente.
Una grosería cotidiana, pero merecía ahora una lección. Abrió mágicamente La ciudad y los perros: el maleducado lector se sintió agobiado por recuerdos ignominiosos en que lo llamaban "gordito" y se lo querían "comer" los avezados del salón. Llegó otro que le hizo un gesto displicente. Cogió Cien años de soledad y su víctima se sintió abrumada por un intenso calor caribeño que le impedía respirar.
Más tarde, una mujer se acercó con una sonrisa provocativa. ¿Por qué no disfrutar un romance?
Tomó Rayuela (¡capítulo siete!).
Sin embargo, se sintió observado, juzgado.
Al día siguiente, el supervisor en jefe le entregó una nueva adquisición: El proceso de Kafka.
Estaba despedido.
Alex J. Romero.
