Ítaca
Si emprendes el camino hacia Ítaca,
desea que el camino sea largo
lleno de peripecias, lleno de
experiencias.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al encolerizado Poseidón no temas,
tales cosas en tu camino nunca encontrarás
si tu pensamiento alto permanece, si una
selecta
emoción toba tu espíritu y tu cuerpo.
Ni lestrigones ni cíclopes
ni al fiero Poseidón encontrarás
si no lo llevas en tu alma,
si tu alma no los erige ante ti.
Desea que el camino sea largo.
que sean muchas las montañas estivales
en que, con qué placer, con qué alegría,
entres en los puertos por vez primera
vistos;
detente en los mercados fenicios
y compra las hermosas mercancías,
nácar y corales, ámbar y ébanos
y voluptuoso perfumes de todo tipo,
los perfumes más valiosos y voluptuoso que
puedas;
visita muchas ciudades egipcias
y aprende y aprende de los sabios.
Ten siempre en tu mente Ítaca.
Llegar allí es tu destino.
Pero no apresures el viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure
y que, ya anciano, arribes a la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.
Ítaca te dio bello viaje
sin ella no hubieses emprendido
pero ya no tiene nada que darte.
Y, si las encontraras pobre, Ítaca no te
engañó.
Tan sabio has devenido, con tanta
experiencia,
ya habrás comprendido lo que significan
las Ítacas.NOTA: Este poema está dedicado a mis queridos estudiantes y ahora ahijados desde el 2017. Sé que les emocionará cada vez que lo lean como a mí me pasa cada vez. Álex Romero.
FUENTE: Ed. y trad. Luis de Cañigral Cortés. Ed. Júcar. Barcelona, 1981. (Ed. bilingüe). pp. 116-
115.