Alberto Vásquez Tasayco
El ABC de la epistemología. Análisis de la ciencia.
Lima, Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, 2012; 182 pp.
Pero aunque hayamos
llegado muy lejos en el sentido de la abstracción,
quizá tengamos que
llegar más lejos todavía.
Bertrand Russell
El ABC de la
relatividad
Para luchar contra la
abstracción
es preciso parecérsele
un poco.
Albert Camus
La peste
El libro del profesor Alberto Vásquez Tasayco es, de por sí,
uno de los aportes más significativos que se han hecho en los últimos años en
el terreno, muchas veces abstruso, de la llamada filosofía de la ciencia o
epistemología. Las razones para apoyar lo dicho son muchas, pero rescataría,
principalmente, el intento fructífero del autor por sistematizar los aportes de
la epistemología y la historia de la ciencia, para que el lector llegue a comprender
las distintas aristas de la scientia, como también resaltar las múltiples
relaciones que presenta este corpus
(lógico, teórico, empírico) con otros sistemas de conocimiento. Otra razón —y
en esto surge la reminiscencia y parangón con el famoso libro de Bertrand
Russell, El ABC de la Relatividad— es
el afán de señalar con claridad todas consecuencias filosóficas del análisis
realizado. Como afirma el autor en la Introducción: “El análisis de la ciencia
a partir de las teorías científicas es propuesto como una auténtica actividad
filosófica; desde esta perspectiva, la filosofía se limita a la Epistemología”
(Pág. 23).
El libro de Vásquez Tasayco comienza con una extensa cita de
Francisco Miró Quesada acerca del concepto de ratio (razón) que servirá al autor de reto y a la vez de guía sobre
lo que se puede alcanzar con la filosofía en general y con la reflexión
epistemológica en particular. Dicha cita resalta la capacidad del hombre para
resolver problemas (teóricos o prácticos) de forma autónoma, recurriendo a su
propia capacidad (razón). El hombre a través de esta capacidad descubre, en sí
mismo, principios y reglas de cómo funciona el mundo que trasciende su propia
conciencia como la de los demás. Miró Quesada resalta aquí la función crítica de la razón que lleva al
hombre a no tener seguridad sobre los principios y reglas que, en primera
instancia, ha encontrado y que a la vez lo impulsa a buscar otros principios ya
que estos “son criticables y dejan de tener validez en una época posterior” (pág.
13). La cita del autor cierra con una pregunta abierta: ¿el hombre puede tener
fe en la racionalidad, tomando en cuenta que dicha capacidad lo lleva a
reconocer principios y reglas distintos, cuya validez es criticable por estar
sometida a la variable del tiempo y a la experiencia de los individuos? Resulta
importante la pregunta pues Vásquez Tasayco daría una respuesta afirmativa y
quiere que el lector desemboque en la misma conclusión al conocer el panorama
actual de la epistemología y su contribución en el análisis de la ciencia.
En el primer capítulo (“La epistemología y sus problemas”),
el autor parte de una definición etimológica de la Epistemología que la concibe
como una rama de la filosofía que estudia la episteme, es decir, “el conocimiento científico construido y de
nivel abstracto” (pág. 27). Luego de esto pasa a enfatizar, con acierto, que la
epistemología va a ir cambiando cambiando con el avance de la ciencia: la
Epistemología moderna ya no reflexiona sobre la ciencia clásica sino sobre una
ciencia que ha cambiado sus fundamentos, se ha ramificado y propone teorías
mucho más consistentes a las de la antigüedad. De dicha definición pasa a otras
de corte conceptual donde el autor pasa revista a la definición neopositivista
que da el Círculo de Viena (la concepción heredada inicial y final) como a
otras de corte hermenéutico (la concepción histórico-crítica de Piaget, por
ejemplo). Al final del capítulo, Vásquez Tasayco presenta de forma sucinta los
diversos aportes que los filósofos peruanos (Miró Quesada, Sanz, Piscoya, etc.)
han ofrecido al desarrollo de esta disciplina en el país. El capítulo cierra también
con los principales problemas de la ciencia contemporánea que la epistemología
debe abordar en su objetivo de axiomatizar las teorías científicas: Causalidad,
Inducción, Relatividad e Incertidumbre. En el último punto (la incertidumbre),
el autor realiza una defensa de la validez de la investigación científica y sus
resultados pues, si bien es cierto que al generalizar el conocimiento se
produce incertidumbre, ello no quiere decir que tal conocimiento incierto sea
falso sino en todo caso probable.
En el segundo capítulo, se estudian diversos sistemas de
conocimiento partiendo del hecho de que el hombre ha buscado cumplir una
función que le es propia: conocer lo que hay dentro y fuera de sí. El autor,
siguiendo a Nagel, presenta diferentes niveles de conocimiento como son el
sistema de conocimiento religioso, moral, técnico, artístico, filosófico, resaltando
a este último porque sería la filosofía la encargada de pensar la ciencia y
otorgarle un sentido desde nuestra condición humana. En la segunda parte, se realiza
el análisis de la ciencia concibiéndola como un sistema de conocimientos que se
obtienen a través de la razón. Dicho análisis se puede hacer desde el punto de
vista logicista o historicista con lo que la ciencia se puede entender también
como una actitud y un método (Dewey) o una institución social (Kuhn), etc. El
autor cierra el segundo capítulo con una definición interesante —y polémica— de
lo que es la ciencia y que nos hace recordar la idea de Miró Quesada de la
ciencia como razón más contexto:
“Es un sistema semi cerrado de
proposiciones verdaderas (verdades relativas y probabilísticas) acerca de la
realidad, obtenidas a partir de un marco conceptual (cognitivo y valorativo) y
un sistema de métodos, diseños y herramientas que producen explicaciones
integrales (teorías), válidas para un contexto socio-histórico determinado.”
(Pág. 79)
Siguiendo con el análisis que realiza el autor de la ciencia,
tenemos el capítulo tres (“La ciencia como proceso”) donde se enfatiza que la
ciencia es ante todo un sistema de conocimientos provisionales en un permanente
proceso de comprobación y cambio. Investigar sobre el proceso de la ciencia
significa conocer el proceso de construcción de conocimientos a partir de determinados
métodos y la definición de los conceptos.
Según el autor, los métodos se clasifican en lógicos e históricos donde método asume un significado laxo y otro restringido:
es el camino que conduce a un fin, pero también “es el conjunto de
procedimientos racionalmente elaborados, en los marcos del tiempo, espacio,
teoría y valores, a seguir para la obtención de una meta u objetivo” (Pág. 85).
El libro de Vásquez Tasayco ilustra claramente el hecho de que el proceso de
aplicación de un método es el proceso de la investigación científica en el que
tal método se inserta en un marco conceptual determinado, posee determinadas
condiciones en las que opera y establece las relaciones externas en los
contextos en los que se aplica. El uso de los métodos científicos conlleva a
elegir, por ejemplo, instrumentos de medición como de recolección de datos lo
que determina a su vez la forma de tratar y explicar cierto sector de la
realidad. Podríamos decir que el método es un filtro teórico que posibilita
mirar la realidad de una forma por el marco teórico que posee y que intenta
tener una relación directa con el tipo de fenómeno a explicar. El autor aborda
los tipos de métodos (de recojo de datos, de validación de datos) y presentan
un esquema de la evolución de los métodos en el transcurso de los siglos desde
la antigüedad (deductivo) hasta la modernidad (inducción y experimentación
expresados en un lenguaje matemático, hipotético-deductivo, etc.), Un punto
vital de este capítulo es el llamado “enseñanza –aprendizaje del método de
investigación” en el que el autor plantea la pregunta:
¿se puede enseñar a investigar o no se puede enseñar a investigar? La respuesta
es afirmativa pero enfatizando en el hecho de que dicho aprendizaje no se
reduce a conocer una metodología de la investigación científica sino ante todo
a comprender la naturaleza del producto científico, la función de sus técnicas y
procedimientos como de las condiciones en las que se realiza la investigación.
El aprendizaje de la investigación conlleva para Vásquez Tasayco a desarrollar
tres capacidades: el análisis científico de la propia experiencia, el talento
(para la resolución de problemas, planteamiento de hipótesis y toma de
decisiones) y la inspiración creadora para llevar a la ciencia por caminos
insospechados donde el producto que se obtenga sea nuevo y mejorado. Como
cierre, el autor explica las dimensiones de la investigación (producto,
acciones, y condiciones de investigación) y, citando para ello a Mario Bunge,
indica cuál es el método general en el proceso de la ciencia, enfatizando en el
paso de realizar deducciones “porque muestra la capacidad del investigador para
extraer conocimientos nuevos” (Pág. 98).
El capítulo cuatro es complementario al anterior pues busca
analizar los conocimientos producidos por la investigación científica: teorías,
leyes y conceptos (teóricos y observacionales). Para el autor, los conocimientos
científicos se organizan de forma jerárquica y su misma interrelación le otorga
sentido a cada uno. Es el caso del concepto
que lo define como “la unidad mínima de significación en la ciencia” (Pág. 105)
pues permite la construcción de proposiciones que, a través de nexos lógicos,
pueden llegar a tener la categoría de leyes (primarias o secundarias). Los
conceptos, dice el autor, permite la formación y desarrollo del conocimiento. Al
declarar su importancia, Vásquez Tasayco pasa a analizar sus dimensiones
(universal / singular), propiedades (extensión / intensión), tipos (simples /
compuestos). El autor pasa también a estudiar las leyes científicas y lo
primero que señala es que estas son proposiciones que describen una regularidad
de la naturaleza y poseen determinadas características: sintéticas, necesarias
y a posteriori. Luego de esto, al
señalar la formulación lingüística de la ley científica, nos muestra una gama
de leyes que cumplen las características señaladas (leyes de Mendel, Kepler,
Newton, etc.). Después de señalar los tipos de leyes, se presentan las diversas
aristas de lo que es una teoría científica pues ella “alude al manejo de
conceptos y con ello a construcción de proposiciones” (Pág. 125). Las teorías,
indica el autor, para ser tales deben cumplir algunos requisitos de orden
sintáctico, semántico, epistemológico, metodológico y filosófico. Después de
esto pasa a analizar la estructura de las teorías científicas (ley principal /
ley secundaria / proposiciones analógicas / proposiciones singulares) y
presentar los enfoques que se tiene de ellas: la enunciativa y la
estructuralista.
En el penúltimo capítulo (“Desarrollo de la ciencia”),
presenta los dos principales momentos en el desarrollo histórico de la ciencia:
La ciencia clásica antigua y la ciencia moderna. En el caso de la primera, señala
el autor, ella se caracterizó por estar orientada filosóficamente pues fue la
filosofía antigua la que pensó la ciencia según los métodos que debía emplear
(la deducción) como los conocimientos que debía conseguir (verdaderos,
categóricos, universales, etc.) y también el nivel de análisis que debía
realizar (predominantemente teórico). La segunda etapa en el desarrollo de la
ciencia, privilegia los hechos, asume el método inductivo, realiza experimentos
y hace uso de instrumentos y sistemas de medición como también del lenguaje
simbólico propio de lógica y la matemática. Para el autor, el tránsito de una
ciencia a otra se dio por una revolución científica en el siglo XVII que estuvo
marcada por un cambio en la concepción del universo y la geometrización del
espacio. La ciencia moderna, afirma Vásquez Tasayco, significó un cambio de
actitud: se debe investigar teniendo en cuenta lo necesario (Principio de la
navaja de Occam) con el fin de llegar no a la “verdad” sino al conocimiento
verdadero dentro de una disciplina en particular. De igual modo, ya no se puede
partir de “verdades absolutas” pues la actitud científica es una actitud
crítica en la que se admite el hecho de que sólo puede formular “verdades
relativas” dado que podemos formular postulados mas no axiomas, es decir,
probabilidades o hipótesis acerca de la realidad: es la nueva concepción de
conocimiento científico, dice el autor, donde este conocimiento se encuentra
sujeto a contextos específicos y por tanto su ámbito de validez es más reducido
(Pág. 142). Aquí Vásquez Tasayco, después de señalar la necesidad de estudiar
la historia de la ciencia, presenta las dos formas de análisis de la ciencia
según sus aspectos internos o externos. El análisis interno conllevaría a una
reconstrucción racional de la ciencia desde cuatro sistemas explicativos:
inductivistas, convencionalistas, falsacionistas y la tesis de los programas de
investigación científica. El análisis externo se remiten a los factores
(sociales, políticos, psicológicos, ideológicos, etc.) que puede motivar y
orientar la investigación. La ciencia, como diría Kuhn, es una actividad social
que parte y se mantiene por una serie de compromisos dentro de una comunidad
científica. Como cierre de este capítulo, el autor aborda los distintas formas
de concebir el desarrollo de la ciencia: “de teoría en teoría”, es decir, pasar
de una teoría a otra que posea mayor poder explicativo y que pueda ser
verificable (concepción neopositivista) o falsable (concepción popperiana); “de
paradigma en paradigma” (Thomas Kuhn), es decir, que, en el seno de una
comunidad científica, se produce un cambio total de compromisos en el ejercicio
de la ciencia normal (Revolución científica) debido a la adopción de una nueva
“matriz disciplinar”; “de programa de investigación científica a programa de
investigación científica” (Imre Lakatos) en la que se formulan versiones
refutables de un programa de investigación a partir del trabajo empírico
(experimentación) y la elaboración de hipótesis creativas sobre determinadas
anomalías —a partir de la heurística positiva del programa— lo que redunda en
el perfeccionamiento, regeneración o reestructuración de la teoría.
En el último capítulo (“Ciencia y tecnología”), el autor señala
la imbricación y dependencia de ambas a partir de la naturaleza misma del
hombre pues en él reside la integración de conocimientos, actitudes,
voliciones, etc. La relación directa de la ciencia —cúspide de la racionalidad
occidental— con la técnica y la tecnología se debe a que el hombre es sujeto de
decisión y acción, es capaz de pensar y hacer. Si bien existe un vínculo
estrecho entre la ciencia y la tecnología, esto no garantiza que, al
compararlas, encontremos sólo semejanzas mas no diferencias. Todo lo contrario.
Vásquez Tasayco indica que
“La ciencia inicia con los hechos, la
tecnología con las teorías o explicación de los hechos; la ciencia desarrolla
explicaciones en busca de la verdad (probabilidad o confirmación), la
tecnología busca la calidad de sus procesos y productos (eficiencia y eficacia=
efectividad); la ciencia se guía por la racionalidad científica, la tecnología
se guía por la racionalidad tecnológica instrumental (toma el conocimiento como
medio); la ciencia se construye con el lenguaje proposicional, la tecnología se
construye con el lenguaje normativo; la ciencia tiene como producto máximo las
teorías científicas (sirven para explicar), la tecnología tiene como producto
los sistemas, instrumentos y maquinarias (sirven para operar, para hacer); la
ciencia desarrolla por exigencia de conocer la realidad, modernamente para
transformarla o dominarla; la tecnología desarrolla por exigencia de la demanda
de diversa índole: de supervivencia, de control y de dominio político y militar
real. En la ciencia hay, prioritariamente, un interés académico; en la
tecnología hay, prioritariamente, un interés económico. La ciencia se presenta
en lenguaje verbal o simbólico abstracto, que señala relaciones profundas en la
realidad; la tecnología se presenta en el lenguaje de la imagen, privilegiando
la percepción y generando una cultura de apariencias. La ciencia nos presenta
la imagen de un mundo cercano a lo real y natural; la tecnología nos presenta
la imagen de un mundo virtual, artificial y hasta artificioso con la finalidad,
sobre todo, de diversión, alejado, muchas veces, del mundo natural.” (Pág.
157-158)
Señala el autor que el Homo
faber ha ido complejizando su acción, tanto en términos de cantidad como de
calidad, por las necesidades que ostenta en el transcurso del tiempo. Él va
conformando sistemas de acciones con el fin de transformar los objetos
concretos y obtener así un resultado valioso. Estos sistemas intencionales de
acciones, de carácter normativo y que constituyen grandes guías de acción, se
llamará lo técnico. Desarrollando el
capítulo, Vásquez Tasayco establece algunos distingos interesantes entre la
tecnología y ciencia aplicada, tecnología con artesanía, tecnología con
ingeniería. La tecnología se define como una forma de conocimiento que tiene
como objetivo diseñar y poner a prueba sistema o procesos con la ayuda del
conocimiento científico. Advierte el autor con razón que la tecnología —cuya
importancia es mucho mayor a la ciencia en la sociedad actual— no solo depende
de la ciencia en la obtención de sus productos sino que su materialización
implica capital (especialistas,
insumos, maquinarias, infraestructura, etc.), decir, la tecnología tiene una
variable económica que, en todos los casos, resulta indispensable y le da forma
al proceso y producto tecnológico. Este interesante capítulo cierra con una
presentación sucinta de lo que se ha llamado “filosofía de la tecnología” que
conlleva una ontología, una epistemología y una axiología de la tecnología. Los
problemas que encierra la tecnología para el hombre de hoy son muchas, nos dice
el autor. Ella está ligada a intereses
económicos, sociales, políticos, a una racionalidad instrumental y una
ideología con el fin de mantener determinadas relaciones de poder. El hombre con
su trabajo tecnologizado es partícipe del desplazamiento de lo natural por lo
artificial y resulta inconsciente del hecho de que, al consumir tecnología,
también consume determinados valores que lo deshumanizan. Nos dice Vásquez
Tasayco, finalizando el capítulo, que los problemas que aborda la filosofía de
la tecnología son diversos y necesarios, y entre ella se encuentra el de la
(supuesta) neutralidad de la tecnología.
He intentado resumir los diversos aportes que ofrece Vásquez
Tasayco al análisis de la ciencia con el fin de demostrar que este abecé tiene
todas las virtudes para convertirse en un opus
introductorio y panorámico de lo que es la Epistemología en el mundo de hoy.
Este tratado, como también señala Raymundo Casas, posee diversas cualidades
—fuerza lógica, exhaustividad, simplicidad— que permiten al lector ser llevado
de la mano para que pueda comprender la ciencia a cierta profundidad, sin
ambages ni agregados superfluos.
En este texto hay algo que trasunta a lo largo de sus páginas
y es la vocación del autor por valorar aquella reflexión y análisis
epistemológico que se sustente en el trabajo científico real, en aquellos
enfoques que no soslayan la historia de la ciencia pues esta ha revelado muchas
veces que el desarrollo científico y sus productos ha partido de la creatividad
y talento de los hombres de ciencia, la formulación de hipótesis innovadoras y
la experimentación constante. Resulta revelador sobre este punto la cercanía
del autor a la propuesta de Lakatos que a la de Popper pues este último asume
una actitud prescriptiva antes que descriptiva de cómo se logra el conocimiento
científico cuando alguien, familiarizado realmente con la investigación
científica empírica, indicaría que es al revés.
Para finalizar con esta breve presentación, habré de señalar
que la reseña a este libro El ABC de la
epistemología. Análisis de la ciencia tiene como encabezado dos epígrafes
que, a mi entender, revelan lo que hemos dicho hasta ahora. La primera es la de
Russell que nos habla del sentido de la abstracción y la necesidad de ir más
lejos con ella. Aquí la abstracción no es la negación de realidad sino la
profundización de la misma, es ir más allá del sentido común y conocer los
fundamentos de lo real. Considero que
tales ideas son afines a las de nuestra autor pues su interés es la de
reflexionar en un metalenguaje el sistema de la ciencia y los problemas que
encierra la práctica científica. Todo esto con el objetivo de enriquecer una
auténtica metodología de la investigación científica en aquellos que se animen
a seguir los senderos de la ciencia. La segunda cita es la del premio Nobel
Albert Camus que hay que luchar con aquella abstracción vana, ajena a lo real
que no redunda a favor de nuestra praxis
sino que muchas veces falsea nuestra conciencia del mundo. Vásquez Tasayco hace
abstracción de la ciencia pero sin ignorar el hecho de que es una actividad
humana ligada a necesidades e intereses diversos, ligada a la práctica disciplinar
de los científicos quienes buscan, a través de la observación y
experimentación, aquel contenido empírico que diferencia a la ciencia de
cualquier tipo de especulación (esto último es la lección del maestro Sanz). La
ciencia es razón más contexto y ambas interactúan dialécticamente. La reflexión
acerca de la ciencia no debe ignorar esto y Vásquez Tasayco no lo hace, de ahí
lo valioso de este libro.
Álex Romero Meza